Pintoresca y moderna son dos adjetivos que caben en la misma frase cuando se habla de Zúrich, una metrópolis fascinante que constituye la ciudad más grande de Suiza y por tanto una de las más visitadas del país.
El encanto de Zúrich está determinado por sus impresionantes paisajes y por todo lo que la mano del hombre ha creado en ella desde tiempos ancestrales. Así, esta ciudad europea, una de las más modernas y de mayor nivel de vida del continente ofrece museos, calles con su propia historia y una propuesta nocturna y gastronómica sin comparación.
Para entender porque Zúrich es una ciudad única se debe conocer su pasado, Por ello, la mejor forma de empezar un recorrido es en la zona de Altstadt, su caso histórico. A diferencia de la mayor parte de las ciudades europeas, el casco histórico ni ninguna otra estructura se ha visto afectada por alguna guerra o evento desafortunado y por ello sus edificios medievales están conservados en su totalidad.
En esta parte de la ciudad se pueden ver casas y locales del encanto tradicional de Suiza y también las iglesias más antiguas como la Fraumünster, la Peterskirche. Caminando un poco más se encuentra uno de los íconos de la ciudad; las torres gemelas de Carlomagno, desde donde se aprecian las mejores vistas de la ciudad.
Dejando el encanto del casco antiguo, Zúrich solo da motivos para sorprender. Otro de los símbolos de la ciudad es el Limago, este río atraviesa toda la ciudad, y dada su importancia se puede apreciar desde las calles o en paseos en barco desde los cuales se puede observar la magnífica Zúrich. En verano todas las actividades giran en torno a este escenario, ya que los visitantes y habitantes no pueden resistir los baños en sus mansas aguas.
Zúrich es famosa por sus paisajes y quienes la visitan tienen muchas oportunidades para comprobarlo; una de ellas es la visita a la montaña Uetliberg o el mirador de Zúrich. Este lugar está a solo 30 minutos de la ciudad en tren y desde él se puede apreciar Zúrich rodeada por los Alpes y bendecida por el inmenso lago, que incluso desde las alturas luce imponente.
Más allá del hechizo natural e histórico de Zúrich, todos los turistas tienen una cita obligada Banhofstrasse, aunque sea solo para asombrarse con los precios. Esta calle es la más elegante de la ciudad y cara del mundo; en ella se concentran las tiendas más exclusivas, como Cartier, Channel o Louis Vuitton.
Después de dejar la burbuja que representa Banhofstrasse, los visitantes tienden la oportunidad de apreciar el lado más bohemio de la ciudad. En Viaduckt se encuentran tiendas y locales con propuestas alternativas y llenos de arte en todos los sentidos.
Desde el punto de vista gastronómico esta ciudad también nos sorprende. Antes de dejar Zúrich ningún turista puede perderse el placer de visitar algún restaurant de fondue y algunas de las chocolaterías de la ciudad y descubrir porqué se adornan con la distinción de tener el mejor chocolate del mundo.
ALFA