Origen y características del yoga restaurativo

El yoga restaurativo es un yoga suave y terapéutico que tiene su origen en el yoga Iyengar, fundado por el maestro B.K.S. Iyengar y que más tarde popularizó su alumna Judith Hanson Lasater, quien define el restaurativo como un estilo que se sirve de accesorios que se utilizan como apoyos para crear posturas más fáciles y cómodas que promueven la relajación y la salud. Es una práctica apta para personas de todas las edades y niveles de experiencia, aportando grandes beneficios físicos y psicológicos al practicante.

El yoga restaurativo adapta las posturas de yoga al alumno mediante los soportes. Esta es una de las grandes diferencias, y es que solemos adaptar el cuerpo a las asanas de yoga. Pero en el caso del yoga restaurativo, adaptamos la postura según la estructura y condición de cada cuerpo. Cada cuerpo es diferente y por eso necesitaremos soportes distintos.

Es un estilo de yoga que no busca la acción ni el estiramiento. El objetivo es poder relajar el cuerpo en profundidad, en asanas o posturas de yoga pasivas y reconstituyentes, que se adapten completamente a nuestro cuerpo para encontrar el confort y así poder mantenerse en ellas durante un periodo de tiempo más largo, generalmente entre 5 y 20 minutos, obteniendo todos sus beneficios sin necesidad de estresar el cuerpo, sin realizar esfuerzo.

Para ello se usan soportes como mantas, cojines, silla, cinturones de yoga… de manera que todas las partes del cuerpo encuentren un punto de apoyo. Aunque en ocasiones también se realicen algunas variantes de asanas un poco más activas o con algunas secuencias de movimiento suave, como calentamiento.

Beneficios del yoga restaurativo

Son muchos los beneficios del yoga en general y, en concreto, el yoga restaurativo trabaja directamente con el sistema nervioso parasimpático. A través de la relajación del cuerpo y la respiración consciente, llevamos a la mente a un estado meditativo, aliviando el estrés y desarrollando calma y paz interior. “Puedes comprobarlo, realiza una postura restaurativa cada día durante mínimo 15 minutos y verás los resultados en tu cuerpo, tu respiración y tu mente”.

«El ritmo acelerado de nuestro día a día necesita de la lentitud, de la quietud. En el yoga, a menudo, también caemos en el juego de la rapidez, de la forma, olvidándonos que es un camino de vida, que requiere paciencia, compromiso y mucha escucha. Practicando despacio, puedo sentir mucho más el estado de mi respiración, puedo escuchar mi cuerpo, aprender de él y puedo aplicarlo luego en las clases más dinámicas. Desde el día que entré en contacto con esta experiencia se ha convertido en mi mantra: practicar despacio, me permite crear más espacio, más escucha y presencia.

 «El cuerpo se beneficia del movimiento y la mente de la quietud.»

La importancia de la relajación profunda

El gran beneficio del yoga restaurativo es la relajación profunda. Permitimos que el cuerpo vaya aflojando capa por capa, que se entregue a los soportes que lo sostienen, para acceder a los tejidos más profundos, liberando tensiones y estrés. El yoga restaurativo puede resultar tan reparador para el cuerpo como para la mente, recuperando nuestra energía vital.

Pero eso no significa que la práctica restaurativa sea sencilla. “La quietud de las posturas es todo un reto para la mente. Cuanto más quietos estamos, más visible se hace el movimiento de nuestros pensamientos, y esto puede generarnos incomodidad o nerviosismo al principio. Estamos en la cultura del hacer y hacer más, en la que saber parar, sin sentir un estiramiento o acción en el cuerpo nos puede incomodar, llevando a la mente a inquietarse. Por eso, hoy en día, el yoga restaurativo es una de las prácticas más necesarias para contrarrestar la sobrecarga de actividad, no sólo física, también mental, desconectando de tantos estímulos externos para conectar con uno mismo».

«La relajación, igual que la meditación o cualquier asana de yoga, necesita un periodo de entrenamiento. Cuando logramos disfrutar de la relajación profunda, realmente es un regalo que hacemos a nuestro cuerpo, mente y espíritu. Con la práctica de volver una y otra vez al presente, a la respiración y las sensaciones del cuerpo, damos tiempo al cuerpo para que se restaure, que se autorregule.»

El yoga restaurativo es apto para todas las personas y muy útil en momentos de recuperación o para gestionar el dolor. Pero si tienes alguna lesión o condición física particular, consulta previamente con tu especialista para realizar una práctica completamente segura para ti.