El amor es un sentimiento maravilloso, que no deja de existir en la edad madura, pero cuando se tiene 40 años o más, volver a enamorarse es una auténtica proeza; ya que comenzar una relación amorosa no es nada fácil. Nos detenemos a pensar que ya no tenemos la misma energía de años atrás, el mismo ánimo, e ilusiones; sobre todo, hay veces que nos cuestionamos nuestro físico.
Algunas veces, nos da temor mostrarnos tal como somos ante el ser amado, sentimos miedo al rechazo. Cuando alguien nos acepta con nuestras virtudes y defectos, estaremos ante un ser humano que puede llenar todas las expectativas; el físico es algo pasajero, lo que vale es la sensibilidad que llevamos por dentro, la sinceridad que reflejan las emociones.
Sin embargo, es necesario recobrar los ánimos manteniendo una actitud positiva, pero también todo nuestro esfuerzo; debemos cuidarnos, llevar una vida sana, hacer ejercicios, tratando de mejorar nuestro aspecto, no descuidando jamás la apariencia personal. Así tendremos mayores oportunidades con la pareja, no olvidar que el amor al principio entra por los ojos; después, suele afianzarse con nuestro comportamiento y esos detalles que nos distinguen.
En diversas ocasiones estamos solos después de haber cumplido 40 años o más, por diferentes razones; una de ellas puede ser la pérdida de nuestra pareja por fallecimiento o simplemente se terminó el amor; son cosas que suceden desde que el mundo existe, aunque ocurre con frecuencia, siempre nos resulta difícil creer, cuando nos toca vivir una situación como esa.
Las relaciones amorosas cambian con la edad, esto puede resultar para bien. La madurez va dejando grandes experiencias en las personas, quienes la ponen en práctica para mejorar aquellas cosas equivocadas; por eso, al entrar en una nueva etapa utilizan esas vivencias con el fin de disfrutar la verdadera felicidad, al lado de alguien que compagine con esa forma de ser.
Las mujeres y hombres entre cuarenta y cincuenta años, tienen más seguridad, saben lo que quieren de una relación; por ende, se conocen mejor a sí mismos, por lo tanto, pueden comprender con facilidad a los demás. Por otra parte, existe libertad, permitiendo que el romance sea más placentero, mostrando una mente más liberada a nivel sexual, con una clara identidad.
El periodista, escritor, con formación en sociología y psicología existencial Sergio Sinay, dice en su libro Amor a los cuarenta “que amamos desde una nueva (irrepetible) etapa de la vida; amamos con lo nuevo y lo viejo, con lo ya sabido, con lo recién descubierto. A los 20 amamos desde la fantasía, si amamos a los 40 del mismo modo, eso significaría que el amor no nos enseñó; un amor que se repite igual a los 40 que a los 20, no es amor es obsesión”.
Enamorarse después de los cuarenta, vale la pena. La enseñanza que nos ha dado la vida es única; si la asimilamos con la verdad, estaremos preparados para disfrutar esa gran aventura, sintiéndonos completamente en plenitud.
ALFA