El alma necesita evolucionar, y unas vitaminas para el alma son necesarias para ir nutriendo a esta entidad inmaterial que poseemos todos los seres vivos, y que es la base de nuestra esencia divina. Según la Biblia, el significado del alma se deriva del término hebreo “néfesch”, que significa “criatura que respira”, y del término griego “psykjé”, que se traduce como un “ser vivo” o “persona, individuo”. Además, según la teología, el alma es una parte del ser, la cual contiene una porción divina que sobrevive cuando el cuerpo muere.
De acuerdo con Aristóteles, el alma es esa parte divina que incorpora el principio vital o esencia a los seres vivos, que les provee una identidad propia; sin embargo los antiguos egipcios, creían que existía un alma dual donde, compuesta por el ka o respiro, que se queda cerca del cuerpo al morir y el ba, que sería el espíritu que se separa del cuerpo y viaja al reino de los muertos. Asimismo, el taoísmo chino comparte la creencia de que existen dos almas que dan vida a un cuerpo físico; estas son: el Po o alma ying, la cual desaparece con la muerte, y el hun o alma yang, la cual sobrevive y se hace inmortal.
Todas las definiciones mencionadas sobre el alma, nos llevan a reflexionar sobre la importancia que este término tiene para el ser humano, y sea cual fuese su origen etimológico y el verdadero concepto del mismo, de algo estamos seguros, que el alma es un elemento básico para la vida del ser humano en este planeta. Por ello vamos a presentarles a continuación consejos que llamaremos “vitaminas para el alma”, con la finalidad de aportar elementos y valores positivos para lograr la evolución personal y espiritual de su ser, partiendo de la premisa de que somos seres de luz que venimos a este plano a cumplir misiones y evolucionar.
La Fe: Mantener la fe o creencia en esa entidad divina que es Dios, como fuente vital que nos provee todo lo necesario para vivir, es el primer paso que debemos dar para acceder a la potencialidad pura del universo. Por ello, es conveniente que recuerde que, según la religión cristiana, el ser humano consta de tres partes: cuerpo físico, alma y espíritu, y desde nuestra perspectiva estas partes son: el cuerpo físico, cuerpo mental, cuerpo espiritual y el cuerpo etéreo, que representa esa esencia que llamaremos “alma”, mientras el cuerpo espiritual representa esa energía que da vida a los cuerpos físico y mental.
Hacemos estas aclaraciones, debido a que muchas personas con frecuencia nombran al alma y al espíritu como la misma cosa, como si es indiferente decir “tu alma” o “tu espíritu”. Recuerden el alma es la esencia de vida, el todo individual, el espíritu visualícenlo como la energía que permite que usted se mueva y realice todas las actividades en este plan terrestre.
Se trata entonces, de tener fe, de creer sin saber, sin haber visto, es algo como tener pensamientos positivos sobre un proyecto, sin saber si se va a dar, con razón decía Descartes «pienso, luego existo», frase que encierra la reflexión filosófica en el mundo de las ideas, partiendo de la premisa que él es considerado el padre del idealismo.
Tener fe nos lleva a nutrir el alma, esa esencia que, para muchos, incluyéndonos, es inmortal, y que debe lograr un nivel de evolución espiritual para ascender a niveles superiores en otras dimensiones. De esta manera, lograremos recorrer el camino, ya que, gracias al alma, tenemos instintos, emociones, sentimientos, pensamientos y conciencia; que nos lleva a actuar de una u otra manera; de allí la importancia de tener actitudes positivas que nos permiten actuar con valores como el perdón y la solidaridad, que son vitaminas para el alma que explicaremos a continuación.
El Perdón: Platón consideraba el alma como la dimensión más importante del ser humano, por ello debemos nutrirla a través del perdón, ya que cuando se perdona, el alma se libera de ataduras absurdas que limitan la evolución espiritual y sus posibilidades de ascender a niveles de conciencia superiores, incluso debemos perdonar a quienes nos hacen daño, para no albergar en nuestra alma sentimientos de odio que nos carcomen por dentro, y aunque no lo reconozcamos muchas veces, nos hacen sufrir.
Anote en un papel a aquellas personas que debe perdonar, y libere su alma y su espíritu de ataduras innecesarias, brindándoles esa vitamina que provee paz a esa “potencia mística”, como definía Friedrich Schelling al alma.
Solidaridad: Otra de las vitaminas para el alma esenciales que le vamos a recomendar es la solidaridad, ese valor tan importante para el ser humano, que hasta la mayoría de los animales tienen con sus similares en sus manadas. Ser solidarios significa entregar amor, comprensión y apoyo a causas nobles en nuestras familias, comunidades y/o países donde nos encontramos; así se nutre el alma, que a través de la espiritualidad actúa sin egoísmo, para potenciar ese principio vital del hombre, como definía Denzinger al alma, y al cual Jaspers se refería como simplemente «existencialidad».
Meditación u oración: Una vez que usted logre ingerir las vitaminas de la fe, el perdón y la solidaridad, está dando pasos importantes hacia la evolución espiritual de su alma, entonces es conveniente que refuerce su ser con algunas prácticas como la meditación y/o la oración, para conectar su alma con la esencia divina del universo, es decir, Dios.
Leer libros de espiritualidad: La información y el conocimiento son muy importantes, y debemos conectarnos con herramientas y recursos que nos los provean, por ello les recomendamos leer libros relacionados con el tema de la espiritualidad, de variados autores, para que usted después decida con cuales quedarse y desechar aquellos que no estén acordes con su sistema de creencias.
ALFA