Con solo ver una o dos fotografías de Malapascua, cualquier viajero puede hacerse una idea precisa del paraíso que encontrará al arribar a esta pequeña isla de aguas cristalinas, y arenas blancas que forma parte de las playas más exóticas de Filipinas.
Esta joya del sudeste asiático y de tan solo 1 kilómetro de ancho es conocida por su belleza y por ser uno de los escenarios favoritos de los amantes del buceo, actividad que igualmente, representa el principal sustento del lugar.
A pesar de las bondades evidentes, Malapascua tiene un nombre formado por un adjetivo que no le hace honor, pero que envuelve una interesante leyenda que dio origen al mismo. Según los moradores, el 25 de diciembre de 1520 un grupo de viajeros españoles se vieron obligados a pernoctar en la isla, como consecuencia del tiempo que no les permitió volver a su destino y compartir el día con sus familiares, como lo habían previsto.
Malapascua está ubicada al lado de otras islas más conocidas y de más fácil acceso, como la isla de Cebu y desde ella, los visitantes toman los barcos que salen desde el Puerto de Maya y realizan un trayecto de media hora hasta Malapascua.
Una vez en el paraíso, tanto los expertos como los novatos del buceo pueden empezar a sumergirse en las profundidades de la isla, conocida por sus jardines de corales y especies marinas como las Mantas Raya y los Tiburones Zorro. Para aquellos que no se sienten atraídos por el buceo, la isla ofrece otras alternativas como excursiones a sitios cercanos, práctica de kayac y snorkeling; lo cierto es que deportistas o no, todos los visitantes deben disfrutar de un recorrido a pie por la isla, explorar cada lugar, y por supuesto ser testigos de sus atardeceres de ensueño.
A pesar de las dimensiones de Malapascua, es evidente el contraste que existe entre las edificaciones de los pobladores con el lujo y la comodidad que ofrecen los resorts dispuestos para los turistas. La oferta de alojamiento es amplia y considerando la exclusividad de la isla es bastante accequible, ya que es posible encontrar lugares con habitaciones de hasta 30 dólares por noche.
Asimismo, la mayoría de los hoteles y hospedajes de Malapascua ofrecen Wi-Fi, también disponible en toda la isla, y actividades de entretenimiento. La gastronomía de la isla es cosa aparte; aunque la oferta es parecida en todos lugares, hay platos que se deben probar si o si, como sus famosos espaguetis filipinos y el inigualable lechón.
Malapascua es un lugar tranquilo, apto para aquellos que quieran hacer un esfuerzo por olvidarse de todo y refugiarse en un paraíso único, por unos días o para siempre, como lo han hecho jóvenes de todo el mundo que habitan la isla desde el día que llegaron e impresionados por su belleza nunca quisieron volver. Considerando que en Filipinas cada isla es más hermosa que otra, el hecho de que tantos visitantes elijan no volver, cuenta como uno de los mejores certificados de calidad de Malapascua.
ALFA