Pripyat, fue una floreciente ciudad, de 50.000 habitantes hasta el 26 de abril de 1986, cuando fue evacuada luego de sufrir el peor accidente en la historia de la energía nuclear, la explosión de la planta nuclear de Chernóbil, el cual emitió 400 veces más radiación que la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima en 1945. Luego de más de 30 años de aquel suceso, este pueblo fantasma es considerado como un destino turístico para algunos aficionados a las nuevas experiencias.
Antes del accidente de Chernóbil, Pripyat era un modelo idílico de ciudad soviética que contaba con todas las necesidades básicas de una gran urbe: grandes supermercados, piscinas, hoteles, centros culturales, teatro, numerosas escuelas, un hospital, cafeterías, restaurantes, cine, gimnasios, estadios, centro de deportes, fábricas, un eficiente transporte público con más de 160 autobuses, entre muchos otros servicios y comodidades.
Actualmente no tiene ningún habitante, más que investigadores, científicos y fuerzas de seguridad que custodian la zona de exclusión. La ciudad es ahora un museo de la era soviética tardía. Tiene muchos edificios de apartamentos, dentro de los cuales se encuentran abandonadas fotografías, juguetes de niños, ropa y objetos personales.
Sin embargo, a pesar de la devastación hay quienes consideran visitar Pripyat hoy en día. En primer lugar, porque es una experiencia única para aquel viajero ávido de conocimiento y comprensión de hechos históricos que han dejado huellas en la humanidad. Asimismo, permite tener de primera mano una mayor comprensión de los efectos y peligros de la radiación.
En segundo lugar, ofrece la posibilidad de conocer una ciudad soviética-modelo intacta, sin más alteración que la causada por el paso del tiempo. A pesar de que la visita a Pripyat incluye algunos riesgos y limitaciones en cuanto al tiempo de estadía en cada sitio visitado, poco importa con tal de poder conocer un área del mundo donde no podrá volver a haber vida estable en los próximos 24.000 años a causa de la radiación.
La revista Forbes afirma que Pripyat, junto a Chernóbil, es uno de los lugares más exóticos del planeta para hacer turismo. Muchas personas se preguntan si es peligroso visitar la ciudad, al respecto las autoridades de Ucrania permiten las visitas a la zona, pero esto no significa que no haya riesgos de contaminación por radiación. Las personas que deciden visitar Pripyat deben cumplir las reglas establecidas para evitar incidentes mayores.
Por otra parte, los guías llevan a los visitantes por rutas programadas donde el nivel de radiación está controlado y donde se han llevado a cabo tareas de descontaminación radiactiva. No obstante, dicha descontaminación no siempre es completa, por lo que en ciertos lugares los guías indican el tiempo máximo que se puede permanecer en ellos. Por ejemplo, en la guardería no se puede estar más de 10 minutos, pues el nivel de radiación es mayor.
Otro elemento que infringe mayor seguridad, es el hecho de que el guía lleva consigo un aparato que mide el nivel de radiación, llamado contador Geiger, el cual se utiliza para controlar en todo momento los niveles existentes e incluso si algún turista lo desea, puede alquilarlo.
Al explicar esto también debe aclararse que existen dos tipos de peligros: el primero, representado por la radiación a la que se exponen los visitantes durante su recorrido, la cual puede ser de 3 tipos: alpha, beta y gamma; y el segundo, es la posibilidad de ingerir alguna partícula radiactiva y por tanto estar contaminado.
Cabe destacar, que la dosis de radiación de gamma que se recibe durante una visita normal de 6 – 7 horas a Pripyat, equivale, según las compañías que ofrecen estos tours, a la misma que se recibe durante una permanencia de dos días en ciudades como Kiev, Nueva York o Londres e inferior a realizarse una radiografío o a la que se recibe durante un vuelo transatlántico, de allí la importancia del tiempo que se permanece en el lugar.
Respecto a las alpha y beta, su inclusión en nuestro cuerpo es repelido por nuestras ropas y piel y sus cantidades son muy pequeñas, a diferencia del momento inmediatamente posterior a la explosión del reactor, por lo que las mismas no representan riesgos mayores a los que nos exponemos diariamente.
Con relación al riesgo de contaminarse al ingerir alguna partícula radioactiva, las compañías que realizan los tours, alegan que la posibilidad de ingerir o respirar una partícula radiactiva es muy baja siempre y cuando se sigan las indicaciones de los guías y no se salga de las rutas señaladas.
Es importante mencionar que hasta la fecha sólo un turista respiró dicha partícula y fue por salirse de las rutas señaladas. Y si se hace referencia a una contaminación externa del cuerpo, la misma se elimina con lavado con detergente que arrastre dicha contaminación. Por lo tanto, según las autoridades de Ucrania no habría problema para viajar a Chernóbil.
Finalmente, cuando termina la visita en Pripyat se comprueba dos veces que ninguno de los turistas esté intoxicado a través de unas máquinas especiales, al igual que al vehículo en el que te transportan. Por lo tanto, la combinación de todos estos factores parece indicar que, si bien el peligro existente pueda ser inferior a lo que mucha gente podría creer a priori, no se puede negar que el riesgo siempre existe. No obstante, si se decide por realizar dicha visita, para atenuar dicho riesgo lo más correcto es seguir el sentido común y las indicaciones de los guías.
Es conveniente a su vez seguir algunas recomendaciones básicas como: deshacerse de la ropa usada durante el viaje, no comer ni beber nada en las inmediaciones de la ciudad de Pripyat, llevar una botella de agua, y hacer un buen desayuno para evitar comer nada durante la visita.
Por otro lado, existe un riesgo mayor que la propia radiación, las condiciones de los edificios. Muchos de estos se han derrumbado, tienen agujeros o suelos no firme, por lo que aquellos que no tengan precaución pueden lastimarse gravemente. Asimismo, se pueden encontrar alcantarillas destapadas, debido a los vendedores de metales, representando un gran peligro, por lo que al visitar Pripyat se debe estar muy atento por dónde camina.
Es así como, visitar Pripyat, la ciudad radiactiva, representa una experiencia muy diferente a la mayoría de las visitas turísticas. Hoy día la llamada zona de exclusión recibe a turistas de todo el mundo que buscan explicaciones, conocimientos, aprendizajes significativos, vivir experiencias únicas atraídos por esa extraña sensación de peligro en un lugar que parece sacado de una película post – apocalíptica.
ALFA