Tratar con un familiar con Alzheimer resulta una compleja situación. Un momento que requiere de suficiente coraje, valor, y desmesurada comprensión, tras sobrepasar el momento de diagnóstico y primeras muestras de tal enfermedad. He aquí una serie de recomendaciones a seguir si es su caso ser el cuidador.
Explica el psicólogo de la Asociación de Alzheimer de España, Manuel Nevado Rey que “en España existen cerca de 700.000 casos diagnosticados. Se desconocen los casos sin diagnosticar o aquellos que están por venir. Según datos de la Comisión Europea, se calcula que para el año 2020 en España existan alrededor de 2 millones de enfermos.”
Una enfermedad sin cura pero con debido tratamiento, cuya transmisión hereditaria no ha sido del todo comprobada. “La hipótesis más extendida es que la enfermedad tiene un fuerte componente genético. Hay identificados cuatro cromosomas, pero sólo en 2% de los casos aproximadamente se puede hablar de transmisión hereditaria.”
Un primer momento de complejo alcance será que dado el diagnostico, muy probablemente el paciente no querrá salir con amistades de siempre. “El enfermo es consciente de los fallos de memoria, su capacidad de lenguaje es inferior, cada vez utiliza menos palabras y le cuesta mucho trabajo comprender y expresar, cada vez tiene mayores déficit de atención y, por lo tanto, le cuesta seguir el hilo de una conversación. Por eso se aísla.”
Ahora bien, como el familiar cuidador se convierte en el principal refugio del diagnosticado con Alzheimer, es usual que este último no deje ni un momento solo a la otra persona. Nevado Rey agrega que “el paciente se encuentra inseguro y con muchos miedos, ¿alguien se ha puesto a pensar cómo se tiene que sentir una persona que no es capaz de almacenar los conocimientos adquiridos diez minutos antes? Seguramente tuviera miedo e inseguridad, por ello, aquella persona que sirve al enfermo de guía, el cuidador principal, es su referente, y cuando éste falta, el miedo y la ansiedad se disparan, por eso siguen al cuidador a todas partes.”
También es usual que en lugar de reconocer el presente, el paciente se traslade o confunda a sus cercanos con algunos antepasados. “Esto ocurre porque en la mente del enfermo puede que se le haya borrado el hecho de que se ha casado y ha tenido hijos, por eso sustituye a los familiares actuales por familiares pasados, que realizaban las labores que actualmente haces. La esposa pasa a ser la madre; el esposo, el padre, y los hijos pasan a ser los hermanos, tíos u otras personas de la época en la que perviven los recuerdos.”
El cuidado diario debe ser dado con una correspondiente ayuda. Es imposible que una sola persona sea el familiar cuidador, por lo que delegar las responsabilidades y pedir auxilio a otros cercanos es vital. También recuerde que “la enfermedad es una intrusa con la que se debe aprender a convivir, y la enfermedad nunca se amoldará a usted: amóldese usted a ella.” La información (21 de septiembre de 2010)
ALFA