Desde sus inicios, el hombre ha usado la figura animal como signo de poder, con el que además se ha representado e identificado muchas veces, por lo que no sorprende, que el concepto de tótem, esté presente en varias culturas alrededor de todo el mundo desde los albores de la humanidad cuando nuestra especie convivía más estrechamente con la naturaleza y necesitaba aún más de los animales como fuente de alimentación, abrigo o inspiración.
La idea del tótem realmente es apasionante, pues no por nada ha sobrevivido con el paso de los siglos hasta la actualidad. Desde culturas asiáticas, como etnias europeas de antes del Imperio Romano, pasando por civilizaciones prehispánicas a lo largo de toda América, los chamanes, sacerdotes o guías espirituales de cada una de estas sociedades han sido los promulgadores de su uso y respeto, al reconocer la energía de cada persona con una afinidad por cada animal del entorno en que habitaban.
Claramente los atributos de cada animal eran considerados al momento de determinarse cuál era el guía o fuente de poder de cada persona, puesto que su representación en figuras talladas, amuletos o prendas vinculadas, no podían ser tomadas a la ligera con este propósito.
El significado de un águila o cóndor no podía ser el mismo que el de un oso o un jaguar, dependiendo claramente de la cultura a la que nos estemos refiriendo, y por ende, cualquiera no podía representar una persona específica, puesto que este debía poder ser reconocido como tótem del integrante de la tribu, no solo por sí mismo, sino por otros, en función a los atributos que cada uno de estos animales pudiese representar en estas culturas.
Más allá del hecho de qué tipo de animal representaba mejor los dones o rasgo de una persona, que bien podía ser, cazador, guerrero, curandero o demás, hay que caer en conciencia de que este es capaz de dar una ayuda a su portador o representado. En las culturas de los indígenas norteamericanos se considera que a la vez que una especie evoluciona, todo lo aprendido y aportado por ella, queda en forma de energía a la disposición del universo, por lo que según sus chamanes, es posible convocarla a nuestro favor cuando lo requiramos para hacerle cara a una dificultad o situación.
Es importante destacar, que en este mismo sistema de creencias, también hay personas que nacen y son escogidas por un tótem para apadrinarles o representarles, aportando de forma innata esta energía intrínseca del animal de poder que les ha de acompañar y guiar por un tiempo o para toda la vida.
El chamanismo actual, también reconoce que una persona puede tener a lo largo de su vida a varios animales tótem, pues entre vivencias y desafíos, estos pueden alterarse según las necesidades de cada etapa, por lo que todos estamos aún a tiempo de descubrir cuáles son nuestros animales de poder, para así, pedirles apoyo y guía con su energía en nuestro día a día.
ALFA