El destino es considerado como el camino que toma la vida de un ser humano, siendo este influido por una fuerza energética, que a su vez, se ve dictada por las acciones de esa misma persona. A esta última se le conoce como karma. En el texto, ‘La esencia del Buda’, el destino es definido como “la combinación de las condiciones predeterminadas al nacer y otros factores que son capaces de cambiar…”
Esto lleva a interrogarse, ¿cómo se puede tomar control del destino? Si bien muchas personas aseguran que el destino es imposible de cambiar, debido a que la vida humana está a cargo de fuerzas supremas, como Dios; otras aseveran que esto es totalmente falso.
No se trata de renegar de la existencia de un ser supremo, sin importar el nombre con que se identifique, debido a que las enseñanzas religiosas también enseñan que esta fuerza omnipresente también ha otorgado la libertad de obedecer y desobedecerle, también conocido como libre albedrío.
Pero antes de conocer las maneras de manejar ese libre albedrío, bien vale conocer qué factores conforman el destino. El camino de vida de una persona está decidido por las tendencias de su alma, su familia, su clima social, sus esfuerzos, su autodisciplina, y la influencia que reciba de otras personas.
De entre estos factores, algunos ya se encuentran sin posibilidad alguna de ser transformados, tal como la familia, pero existen otros, como la influencia de otras personas, sobre el cual puede dirigir sus esfuerzos para llevar una vida plena y satisfactoria.
La manera de proceder a tomar control del destino inicia con el control de cada decisión. La manera en que reacciona a diferentes fenómenos de su vida resultará un punto clave sobre el curso de su propia vida. Puede no tener control sobre lo que sucede a su alrededor, pero de lo que sí tiene control es la manera en que usted reacciona y actúa en base a ello. Aquí surge el poder detrás de la también llamada, libertad de elección o, libre albedrío.
De igual forma, junto al libre albedrío, yace el poder de las tendencias que toma el alma ante esos mismos eventos. En algunas culturas, a ello se le llama Karma. Cuenta la filosofía budista que del Karma no existe escapatoria, pero a diferencia cómo suele reconocerse, el Karma no es más que un factor que constituye parte de la mente humana, en lugar de ser una consecuencia directa de lo que se dice o se hace.
Tener una postura en base a la responsabilidad es el comienzo de todo control del destino. La cobardía no deja mucho, solo funciona para culpar a otro de la propia infelicidad, cuando en realidad, será su propia posición ante la vida lo que le otorgue satisfacción sobre su destino y el camino que ha recorrido, está recorriendo, y deberá recorrer.
Analice de manera profunda cada hábito, piense cuál es el beneficio real que de él obtiene. Analice sus fortalezas y debilidades, entienda la manera de mejorarlas y resolverlas. Tome control de su vida hoy, y verá como el cambio que tanto añora, finalmente se da.
ALFA