La dieta scardale o “dieta disociada” es un método de nutrición que incluye todos los grupos alimenticios combinados en proporción de 30% de carbohidratos, 47% de proteínas y 23% de grasas, con la finalidad de controlar la ansiedad y el hambre de nuestro organismo. Este plan nutricional fue diseñado por el cardiólogo Herman Tarnower, buscando disminuir los efectos de la grasa acumulada en nuestro cuerpo, especialmente en los órganos internos como hígado, corazón y arterias.
Inicialmente este plan fue creado como plan hiperproteico de 1000 calorías diarias con la finalidad de prevenir el endurecimiento de las arterias, sin embargo, al pasar las primeras semanas los pacientes que siguieron disciplinadamente el plan nutricional, no solo superaron sus afecciones sino que obtuvieron una disminución significativa de su peso. A partir de ese momento el Dr. Tarnower decidió recomendar el plan nutricional a los pacientes con sobrepeso con una aplicación de dos semanas dada la distribución desigual de los grupos alimenticios y los nutrientes que aportan, con el objetivo de acelerar el metabolismo y generar una pérdida rápida de sobrepeso y grasa en nuestro cuerpo.
El gran secreto para el funcionamiento de este plan alimenticio de catorce días, es decir dos semanas, consiste en la erradicación de los carbohidratos y por tanto se incentiva el consumo de alimentos saludables como proteínas, verduras y frutas. Otro punto favorable que permite observar resultados rápidos con este plan, es la eliminación del consumo de alcohol, lo que hace que nuestro hígado se concentre exclusivamente en eliminar los alimentos que no son favorables para nuestro cuerpo.
Desde hace varios años la dieta scardale se ha convertido en uno de los métodos más famosos para la pérdida de peso rápida, sin embargo existen una serie de recomendaciones a tomar en cuenta para su realización y el posterior mantenimiento, ya que de no mejorar los hábitos alimenticios se puede generar un efecto rebote y recuperar el sobrepeso perdido.
El primer consejo consiste en eliminar las bebidas alcohólicas de nuestras vidas, al menos en la vida diaria y solo consumirlas en ocasiones. Se sugiere que estas sean sustituidas por agua, soda, café, té sin azúcar o bebidas ligeras. Otra recomendación es eliminar el azúcar y todos sus derivados, es decir miel, papelón o piloncillo; es recomendable sea sustituida por la estevia o edulcorantes para endulzar cuando se considere necesario.
Las grasas deben evitarse, sobre todo aquellas conocidas como grasas trans, ya que además de sabotear nuestro proceso de pérdida de peso, también aumentan los niveles de colesterol malo en el organismo, por estas razones la piel de pollo o pavo debe ser eliminada.
Entendiendo que entre comidas suele dar hambre y que esto puede jugar en nuestra contra en un régimen para bajar de peso, sugerimos ingerir bastoncitos de zanahoria, celery o gelatinas sin azúcar. Otra opción para calmar el hambre y acentuar el estómago es ingerir una infusión caliente sin azúcar.
ALFA