Desde la antigüedad, el arte de la joyería se ha servido de las piedras preciosas que nos ofrece la naturaleza, la crisocola, no es la excepción.  Las joyas se han utilizado como adornos personales y símbolo de creencias religiosas o de la posición social de quien las lleva. Sin embargo, dentro de la familia de las piedras preciosas, la crisocola es una de las menos conocidas, aun cuando se encuentra en tres continentes del mundo.

La crisocola es un mineral secundario que se forma en la parte superior de los yacimientos de cobre, en lo que se conoce como la zona de oxidación. Dicha particularidad le brinda atractivos colores, así como patrones multicolores únicos, altamente apreciados por los joyeros. La piedra es frecuentemente confundida con la turquesa, por la similitud de colores; sin embargo, el encantador color azul a verde se debe a las impurezas del cobre.

El nombre particular de esta piedra proviene del griego “chrysos”, que significa oro, y “kolla”, que se refiere a pegamento, en alusión al material utilizado para soldar el oro en la antigua Grecia. Gracias a la belleza y a sus cualidades, la crisocola ha despertado el interés y la creatividad de muchos artistas, en especial la de los joyeros. Asimismo, la piedra en su estado puro es flexible y muy delicada, por lo que no se recomienda para la elaboración de piezas. La misma debe ser sometida a diferentes procesos para hacerla más duradera.

La piedra es cortada tradicionalmente en cabujón (talle redondeado) especial para piedras micro cristalinas, tiene un brillo vítreo o céreo, con raya blanca y posee una fractura irregular, por lo que no es común tallar el material, pero generalmente se hace para los coleccionistas. Lo más común es que la crisocola sea cortada en formas ovaladas o libres; las más conocidas son redondas, peras, trillones, baguettes y formas de gota, aunque las formas de fantasía también son comunes.

La crisocola es también llamada turquesa peruana, ya que fue utilizada por las culturas precolombinas. Existen hallazgos de piezas hechas con esta piedra en vasos ceremoniales, brazaletes, cántaros ornamentales y cuentas en collares de los Yungas (indígenas de Lima 3.000 a.C.). La piedra también se puede hallar en Israel, áfrica, Europa, México, Estados Unidos, China, Brasil y Chile.

Si la crisocola es utilizada como joyería debe limitarse a diseños protectores como collares, colgantes, pendientes y broches. No se recomienda para los anillos de uso diario pero con una capa de cuarzo transparente puede ser más durable. Esta piedra denota opulencia y se ve especialmente increíble con ajustes de plata o de platino.

Finalmente, la crisocola puede funcionar como un sustituto de otras piedras más costosas, ya que su color y apariencia general no tiene nada que envidiar a otras clases de piedras; y es por eso que cada vez más joyeros y artesanos del mundo hacen uso de esta piedra para realizar sus obras de joyería.

ALFA