El miedo a una situación que nos incomoda es normal; sin embargo, las fobias, es un temor irracional y persistente hacia un objeto o una situación; provocando a quien la padece angustia desmedida, ansiedad y perturbación. Asimismo, este padecimiento puede constituir una verdadera enfermedad, que a veces puede conducir al pánico total con importantes repercusiones en la vida social, familiar y profesional de la persona afectada.
Cabe destacar, que se han identificado cientos de fobias a las que los médicos, para facilitar su estudio; han clasificado en tres: agorafobia, fobia social y fobia simple.
Agorafobia: es el miedo a estar solo o en público muy congestionado donde pueda dificultarse la salida, en caso de requerirlo súbitamente. Las personas que lo padecen, insisten con frecuencia en ser acompañadas por alguien cada vez que se ven en la necesidad de estar fuera de sus casas o por el contrario, se niegan rotundamente en salir.
Fobia social: es un trastorno de ansiedad, caracterizado por un temor persistente de comportarse de manera inadecuada en situaciones sociales. Por lo tanto, quienes lo sufren tienen el deseo compulsivo de evitar condiciones que los pongan en un escenario embarazoso; pues, temen hacer algo vergonzoso o humillante. Adicional a esto, incluye el temor de hablar en público, hacer uso de los sanitarios y comer en presencia de los demás.
Fobias simples: implican un pánico desproporcionado sobre situaciones específicas: criaturas vivas (perros, serpientes, ranas), lugares, actividades o cosas.
Por otra parte, cabe destacar que las razones para padecer fobias son en ocasiones desconocidas. Por consiguiente, quizás se originaron por algún evento traumático durante la infancia. Como la fobia de una mujer que haya sido atacada por algún animal rabioso (canino), y termine desarrollando una cinofobia, es decir, fobia a ese tipo de animal.
Asimismo, es necesario saber que las fobias no desaparecen por sí solas; por ello, es muy importante buscar un profesional de la salud mental para iniciar un tratamiento, en que el paciente y el especialista mantengan una relación fluida que les permita alcanzar los objetivos de manera progresiva. Igualmente, hay que tomar en cuenta no confundir los miedos lógicos que se producen a cualquier edad, por fobia. Por eso, se dice que para ser diagnosticado como fóbico, deben pasar al menos seis meses con ese temor persistente.
En ese sentido, las distintas corrientes terapéuticas pueden sugerir abordajes diferentes para enfrentar este trastorno. El doctor Lisandro Frutos, sicólogo especializado en Trastornos de Ansiedad de la Fundación Aiglé, en Buenos Aires, explica: “Los miedos están profundamente arraigados en la constelación síquica de la persona, que puede ser tratada con el método sicoanalítico”; y agrega: “La idea es que a partir de una mayor comprensión, el paciente pueda desarrollar recursos para enfrentar el problema y mejorar su calidad de vida.”
Sea cual sea la fobia, esta indica que algo anda mal; no obstante, es importante generar soluciones oportunas junto a un especialista y el apoyo familiar. ¡Cuidar su salud mental es parte de su bienestar!
ALFA