Algunas de las terapias humanistas que pueden cambiar su vida, se centran en enfoques terapéuticos más filosóficos que técnicos, basados en perspectivas fenomenológicas y existenciales, que ubican a las personas en un contexto donde la conducta se observa desde una condición humana general, que da importancia a las capacidades humanas, motivándolas a asumir la responsabilidad de sus actos; de sus éxitos y de sus experiencias.
Estas terapias humanistas existenciales utilizan el diálogo, para identificar los prejuicios y maneras de proceder en la vida; por lo que el terapeuta se presenta con toda la disposición para comprender la situación particular del paciente y su forma de experimentar la vida; centrándose en los conflictos y problemas que se originan al enfrentarse al entorno ambiental donde se desenvuelve, y en el que debe cumplir roles en el ámbito familiar, social, laboral, religioso, entre otros.
De esta manera, a través de las terapias humanistas que se centran en el proceso de orientación existencial, no se hace énfasis en los eventos del pasado, como sucede con otros tipos de terapia. Sin embargo, este tipo de terapias humanistas consideran el pasado de la persona, para llevar a cabo un proceso retrospectivo que facilita la comprensión de las implicaciones de ciertos hechos sucedidos en etapas pasadas que repercuten en el presente.
En este contexto, si usted llega a acudir a una terapia existencial, podrá observar que el terapeuta no echará las culpas a los sucesos del pasado, en su lugar los utilizará como una herramienta de promoción de la asertividad y la toma decisiones en pro del bienestar emocional y mental; siendo usted mismo quien decida el rumbo que tomará su vida, ya que un terapeuta existencial siempre evitará imponer sus propios juicios; y sólo orientará a la persona para que reconozca sus propias potencialidades y supere sus problemas existenciales.
Existen otros planteamientos de la teoría existencialista, que se sustentan en el conflicto interno derivado de la confrontación que cada persona se plantea en relación a los principios de la existencia, y que el psicoterapeuta Irvin D.Yalom, clasificó en los siguientes: inevitabilidad de la muerte, la libertad y su consiguiente responsabilidad, el aislamiento existencial y el sin sentido de la existencia; los cuales se plantean como preocupaciones fundamentales dentro del marco sobre el cual se sustenta el terapeuta para lograr la identificación de los problemas de sus pacientes.
De allí que, dentro del contexto de las terapias humanistas, los terapeutas que trabajan en métodos existencialistas, consideran los principios básicos de esta corriente del pensamiento, partiendo de la premisa de que el ser humano es electivo, por ende, capaz de elegir su propio destino; es libre para establecer sus propias metas de vida; y es responsable de sus propias elecciones.
Otra de las terapias humanistas muy conocida es la Terapia de Gestalt, que es una forma de psicoterapia derivada del pensamiento Gestalt; desarrollado a finales de 1940 por Fritz Perls y que se guía por el principio de que cada persona es un todo, compuesto por mente, cuerpo y alma; desde una perspectiva de la autoconciencia y del “aquí y ahora”. Por ello, en este tipo de terapias humanistas; la conciencia de cada individuo es la base fundamental para lograr el crecimiento personal y el desarrollo de su potencialidad.
Pero, con frecuencia ese crecimiento y potencialidad se ven limitadas por estados de insatisfacción de los individuos, que se originan cuando la conciencia se bloquea por patrones de pensamiento y comportamientos negativos; provocados por factores internos y/o externos que repercuten en la conducta y actitudes de cada individuo.
En este sentido, el objetivo de un terapeuta Gestalt es tratar de desarrollar en las personas que reciben la terapia, una conciencia de sí misma que no juzga y que les permite desarrollar una perspectiva única en la vida; orientándolos y brindándoles los recursos y mecanismos para que sean más consciente de todo lo que piensan y sienten; y por ende de sus actuaciones; para que así puedan valorarse y desarrollar su potencialidad al máximo.
Dentro de los métodos aplicados en la terapia Gestalt; se encuentra el juego de roles, a través de los cuales se busca que los individuos experimenten diferentes sensaciones y emociones, durante el proceso de comprensión de identificación y organización de su entorno. Sin duda es una herramienta muy útil dentro del contexto de las terapias humanistas.
Por otra parte, los diálogos son uno de los métodos aplicados por los terapeutas Gestalt, para propiciar experiencias significativas y auténticas; que permitan guiar a las personas en relación a su forma particular de pensar y actuar; centrándose en formas creativas de expresión, como por ejemplo la danza, el canto o la risa.
Otro de los métodos de este tipo de terapias humanistas, es la discusión de los sueños; ya que, a través de su interpretación con la ayuda del terapeuta, se orienta a las personas en relación al autoconocimiento y la comprensión de los aspectos internos de su personalidad.
Finalmente, tenemos la atención al lenguaje corporal, como uno de los métodos a los que recurre la terapia Gestalt para indagar en las emociones intensas de las personas, haciendo que éstas exageren los gestos, movimientos o actitudes, para intensificar cada emoción y poner de relieve el significado interno de las mismas, con la finalidad de orientar a los individuos en relación a su autoconocimiento, el porqué de sus reacciones y comportamientos, y los correctivos que deben tomarse para conseguir un estado de bienestar.
La terapia Gestalt es una de las terapias humanistas más eficaces, que ayuda a los individuos a comprender la forma cómo se conectan sus necesidades físicas con las emocionales; aprendiendo a estar conscientes de su yo interno, como aspecto fundamental para entender por qué piensan, reaccionan, actúan y se comportan de determinada manera.
Por estas razones, la Terapia Gestalt es muy valiosa para el tratamiento de ciertos problemas psicológicos, que incluyen algunas adicciones, la ansiedad, el estrés postraumático, la depresión y otros problemas psicológicos que no permiten tener un estado de bienestar integral.
ALFA