Tecnicas para administrar el dinero: ¿Cuántas veces has esperado con ansias la llegada de la quincena, algún bono o dinero extra y, una vez que lo recibes, sientes que lo gastaste muy rápido y no supiste sacarle provecho? Aunque no lo creas es muy común que esto ocurra, pero es posible cambiar esta realidad. 

No necesitas ser un gran experto con los números para poder administrar de una mejor forma tus ingresos. Debes modificar tu forma de relacionarte con el dinero, aprender a controlar tus gastos y reconocerte como inversionista de tu propio capital

A continuación, te compartimos 10 consejos sobre el manejo del dinero para fortalecer tu educación financiera. También te damos algunas herramientas para que apliques las mejores prácticas de inversión.

1. Poseer menos cosas

Uno de los movimientos que surgió con la generación millennial es el minimalismo: la filosofía de poseer sólo las cosas que añaden valor a tu vida. Influenciadores como Marie Kondō y The Minimalists han lanzado exitosos programas de Netflix y han vendido millones de libros promoviendo la filosofía de poseer menos.

Mi propio viaje con el minimalismo comenzó cuando mi familia de tres personas se mudó de Estados Unidos a Shanghái sin el beneficio de un paquete de reubicación. Nuestro límite de equipaje de vuelo era de dos maletas facturadas cada una, lo que nos obligó a reconsiderar qué posesiones eran lo suficientemente valiosas como para llevarlas con nosotros por todo el mundo. El cambio de actitud necesario para hacer esto posible ha permanecido con nosotros.

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Mi experiencia como nómada digital me enseñó que las posesiones materiales tienen tres costes:

El dinero gastado para comprarlo

El tiempo y el dinero para conservarlo y mantenerlo

El coste mental de preocuparse por ellas

La mayoría de las personas sólo tienen en cuenta el primer coste cuando compran cosas, y acaban teniendo habitaciones y espacios de almacenamiento dedicados a cosas que ya no necesitan. Pensar en el coste de por vida de las posesiones me hace dudar mucho más a la hora de adquirir cosas.

Para mí, el minimalismo significa menos:

  • Tiempo dedicado a la limpieza y el mantenimiento
  • Preocupación por los aparatos y electrodomésticos rotos
  • Deudas para pagar cosas que no se usan de todos modos
  • Preocupación por las cosas rotas, perdidas, prestadas o extraviadas

Buscar en el armario, en el cobertizo de las herramientas o en el baúl de los juguetes lo que necesitas

Además de evitar miles de gastos, mi familia puede hacer que nuestra pequeña casa urbana se sienta espaciosa y lujosa en lugar de apretada. Tal vez no planees mudarte a China, pero considera cómo eliminar el equipaje innecesario de tu vida te dará más tiempo para lo que es realmente importante.

2. Ir al trabajo en bicicleta o andando

Recuerdo el último día que conduje al trabajo en otoño de 2010. Aunque me gusta conducir, odiaba mi viaje diario. ¿Y quién no? Desde entonces, he estructurado mi vida para evitar los desplazamientos, y he ahorrado una fortuna en el proceso. El viaje al trabajo es algo que la mayoría de la gente da por sentado: si tienes que ir de A a B cada día, coges el coche, ¿verdad? No es así.

La primera vez que dejé de conducir al trabajo fue cuando me mudé a Nueva York. Mi apartamento estaba a pocas manzanas de mi oficina de la agencia de publicidad de Madison Avenue. Alquilar un apartamento en el centro de Manhattan costaba una fortuna, pero pude limitar el tiempo que dedicaba a los desplazamientos diarios a menos de media hora, lo que me permitía tener más tiempo para ser productivo en la oficina o relajarme en casa.

Mantener las posesiones al mínimo significaba que nuestro apartamento de una habitación, estilo ferrocarril, era espacio más que suficiente para vivir. Desde entonces, he hecho de la proximidad a la oficina un criterio no negociable a la hora de buscar mi próximo apartamento o casa. El coste adicional de vivir cerca de la oficina se ve compensado con creces por mis ahorros.

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3. Únete a un grupo de “No compres nada”

El movimiento Buy Nothing (“No compres nada” en español) comenzó en 2013 cuando las amigas Rebecca Rockefeller y Liesl Clark crearon el primer grupo de Facebook Buy Nothing como una economía experimental de regalos hiperlocales en la isla de Bainbridge, en el estado de Washington. Desde entonces, los grupos se han expandido a la mayoría de las ciudades estadounidenses y a 44 países. Los grupos crean una economía del regalo, en la que no se permite comprar, vender o intercambiar. Si bien los grupos son estupendos para encontrar cosas gratis, también lo son para desprenderse de cosas que no se necesitan sin la molestia de las ventas en línea o el sentimiento de culpa de tirar artículos funcionales. Como los grupos son hiperlocales, las recogidas son rápidas y los miembros tienen reputación, lo que fomenta el regalo y minimiza el abuso.

4. Compra productos de calidad

¿Ahorrar dinero comprando productos más caros? Sí. He aquí la explicación de Terry Pratchett sobre cómo funciona, extraída del libro Hombres de armas:

“La razón por la que los ricos eran tan ricos, razonaba Vimes, era porque conseguían gastar menos dinero.

Por ejemplo, las botas. Él ganaba treinta y ocho dólares al mes más dietas. Un buen par de botas de cuero costaba cincuenta dólares. Pero un par de botas asequibles, que estaban más o menos bien durante una o dos temporadas y luego hacían aguas cuando el cartón se rompía, costaban unos diez dólares. Ése era el tipo de botas que Vimes siempre compraba y usaba hasta que las suelas eran tan finas que podía saber dónde estaba en Ankh-Morpork en una noche de niebla por el tacto de los adoquines.

Pero la cuestión era que las buenas botas duraban años y años. Un hombre que podía permitirse cincuenta dólares tenía un par de botas que seguirían manteniendo sus pies secos dentro de diez años, mientras que el pobre que sólo podía permitirse unas botas baratas se habría gastado cien dólares en botas en el mismo tiempo y seguiría teniendo los pies mojados”.

5. Cabello: Hazlo tú mismo

He aquí un secreto: he teñido el pelo de mi mujer durante los últimos 15 años. No es algo que me guste especialmente hacer, pero en realidad es mucho menos molesto para mí. Cuando ella paga por el tinte, tarda más de dos horas, durante las cuales tengo que vigilar a los niños. Yo puedo teñirle el pelo en 20-30 minutos y seguir con mi día. Teñirse el pelo en un salón de belleza cuesta entre 100 y 400 dólares, dependiendo de lo que quieras hacer y de dónde te lo hagan. Con un poco de equipo y práctica, puedo hacer lo mismo con un tubo de tinte de 10 dólares.