¿Usted ha evitado pasar por debajo de una escalera? ¿Al ver un gato negro hace lo posible para que se vaya y no pase enfrente de usted? ¿Jamás se le ocurre abrir un paragua debajo de un techo? Si responde afirmativamente, por lo menos a una de estas preguntas, es una persona supersticiosa.

La superstición puede involucrar diversos aspectos, pero en términos generales consiste en creencias populares, que pasan de generación en generación, y  permiten relacionar hechos fortuitos con algunas situaciones o fenómenos. Estos dogmas pueden generar algún cambio negativo en su vida y carecen de total explicación lógica.

Para los supersticiosos, cuestiones simples, como por ejemplo, derramar la sal, romper un espejo e incluso el número trece, pueden significar un mal augurio o un presagio de mala suerte. Muchas personas, incluso, aplican ciertos mecanismos defensivos para evitar estas consecuencias negativas, como echar sal por encima del hombro derecho, al creer que esta es la mejor alternativa para estar a salvo de cualquier mal.

Pero ¿debemos creer en las supersticiones? De acuerdo con los expertos en el área de psicología, dejarse llevar por estas creencias puede generar inseguridad y causar temor por las cosas que puedan pasar. Además, suele crear el uso de rituales para protegerse de la mala suerte, cuando se trata de cumplir a cabalidad con el “antídoto” contra lo negativo.

Es por esto, que los profesionales recomiendan no dejar que las supersticiones controlen nuestra vida; además de accionar, a fin de no condicionarnos con estas creencias.

Cuando un individuo se da cuenta que se está dejando llevar por las supersticiones, se sugiere disminuir la influencia que tienen las mismas sobre nosotros. Los expertos recomiendan: aprender a confiar en uno mismo, sin guiarse por las supersticiones; estar claros que estas creencias no tienen fundamentos lógicos; mantener una mente positiva para atraer lo bueno; y, finalmente, deshacerse de la necesidad de los rituales.

Por otra parte, se piensa que las supersticiones, algunas veces, tienen efectos positivos en las personas. Al pensar en ellas, mentalmente, nos condicionamos, y al creer que nos ayudarán a salir exitosos, nosotros, a través de nuestra mente, hacemos que efectivamente así sea.

Creer o no creer, he ahí el dilema. No está mal creer, pero es importante no dejar que esas ideas controlen nuestra vida. Cada paso que se tome, no debe estar condicionado para no atraer la mala suerte, o, peor aún, estar temerosos si ocurre algo inesperado, creyendo que esto será malo. Cuando eso ocurre, debemos buscar ayuda para superar nuestra obsesión.

En definitiva, colocarnos nuestra “camisa de la suerte” porque creemos que con hacerlo nuestro equipo favorito ganará, no está mal. Pero, los resultados no van a depender de ello. La suerte no es algo que podamos controlar con rituales supersticiosos. ¡Todo estará bien!

ALFA

5 comentarios de “SUPERSTICIONES ¿DEBEMOS CREERLAS?

  1. Hortensia Rivas dice:

    No soy de creer en supersticiones, porque, como dice aquí en el artículo, carecen de lógica razonable, pero cada quien es libre de creer en lo que quiera.

  2. Samantha Guerra dice:

    Yo les tengo pavor a los gatos negros, pues siento que son un mal augurio, al igual que las mariposas negras. Me dan la impresión que traen malas noticias.

  3. Leonela García dice:

    Me gustó mucho. Es bueno saber que no hay que dejar que las supersticiones dominen nuestra vida, pero que, un poco de ellas, no está mal.

  4. Yennire Solis dice:

    Gracias por el artículo. Estuvo bastante interesante, ya que alguna vez en la vida todos hemos sido supersticiosos, más que todo por costumbre, como es mi caso.

  5. Carolina Rendón dice:

    Excelente artículo. No soy muy supersticiosa, pero si tengo algunos rituales para alejar la mala suerte.

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