La sonrisa es una expresión humana que aparece aproximadamente en la sexta semana de vida. Cuando un bebé sonríe, evidentemente el ambiente familiar se vuelve más alegre, las personas son más amistosas y despierta en los adultos gracia y motivos para imitar los gestos del recién nacido.
Una sonrisa de por sí es silenciosa y tierna, haciendo que el mundo sea un lugar esplendoroso para vivir; nos hace sentir más fuertes y nos llena de energía positiva para alcanzar lo que anhelamos. Además, es una excelente herramienta para establecer y fomentar lazos de unidad y paz.
Cuando la sonrisa es expresada de manera sincera y natural, surge la posibilidad de producir “risas”; se trata de sonreír pero de manera más pronunciada y bajo efectos de sonidos en el que ciertos elementos participan de manera tan significativa, que una sola risa conlleva a múltiples beneficios de salud, belleza y bienestar.
Diversos estudios e investigaciones comprueban que el acto de sonreír estimula la segregación de endorfinas, hormonas que producen un estado de alerta y bienestar propio de la acción. Es curativa y promueve la recuperación más rápida frente enfermedades o padecimientos. Cuando una persona proyecta de manera espontánea una sonrisa, logra ser beneficiada de grandes atributos que van más allá de encantos de belleza, ya que estimula la seguridad y confianza en sí misma, al igual que expresiones de aprobación.
Además de convertirnos en personas más amigables y sociables, pues, la risa surte un efecto en todo el organismo; modificándolo como estimulante para la salud y relajación, liberando tensiones y estrés. Asimismo, es aeróbica porque ventila los pulmones, calienta y distiende los músculos, acelera el ritmo cardiaco, la circulación sanguínea e impulsa la entrada y salida de oxígeno; ofreciendo mejor respiración.
Las risas en buenas dosis, hacen que se ejerciten los músculos que están en los hombros, brazos, abdomen, diafragma y piernas. También, ayuda a reducir el colesterol y controla de mejor forma la diabetes; ya que al producir movimientos corporales a través de la risa, las células musculares logran absorber niveles de glicemia. Por ello, los médicos le recomiendan a los pacientes que sufren esta enfermedad, reírse con frecuencia para controlar la ansiedad y los estados depresivos.
Independientemente de sufrir una enfermedad o no, es necesario aplicar el acto de la risa como un hábito constante y espontáneo, siempre en busca del buen humor y satisfacción. Sin duda alguna; de manera significativa, la proyección de una sonrisa logra desvanecer las malas energías e influencias malintencionadas, debido a que transmite calidez, comunicación, salud, confianza, esperanza, comprensión y es ¡súper contagiosa! Haga de su sonrisa el mejor aliado de su salud.
ALFA