Lo prohibido, lo no aceptado, toda conducta que no está moralmente honrada por la sociedad, el significado del tabú se toma en cuenta tanto para un colectivo, como para un grupo minoritariamente específico. Propiamente el tabú refiere un concepto que abarca todo lo antinatural, enmarcando las acciones censuradas por el consenso humano debido a diferentes factores que componen el resto de su dinámica. Vale señalar la relación y concreción que ha mantenido durante el paso de cada siglo, pues los tabúes se mantienen más que nunca rigiendo cada cometido de los seres que conforman un grupo social, sin importar los cambios de cada historia o del desarrollo logrado por cada comunidad.
Existe una gran gama de tabúes, abarcando diferentes etapas de la vida humana, incluyendo desde el seguimiento de alimentación hasta las mismas actividades de la intimidad, o las formas de expresión. Su contenido puede ser variado, siendo religioso, político, o cultural, teniendo por siempre el común denominador que no debe basarse en prejuicios infundados. Existen quienes por violar un tabú, reciben una castigo sea a nivel social, o también legal, pues hay comunidades en las que romper con ciertos tabúes son castigados como si fuesen un crimen más.
Entre los tabúes específicos, pueden considerarse la dieta kosher, el vegetarianismo religioso, e incluso el canibalismo, como las prohibiciones de orden alimenticio. Por su parte, conforme a la vida en pareja, o el disfrute individual de la sexualidad, temas como la masturbación, el sexo prematrimonial, la pornografía, e incluso, la homosexualidad, siguen siendo prohibidas dentro de diferentes sociedades.
La etimología de la palabra tabú procede del vocablo tahitiano ‘Tapú’, y fue trasladado a otras lenguas como el inglés y el francés. En las civilizaciones primitivas, los curanderos tenían el deber de resguardar a las supersticiones y costumbres ancestrales de las reacciones y comportamientos que les ofendiesen.
Si bien en la actualidad, existen ciertas costumbres que no compaginan con los delitos ancestrales, esto se debe a que los ‘tapú’ ancestrales eran más un pecado, que la violación a una ley fundamentada, siendo establecidas sus sanciones, de igual manera, que le corresponde a los actos religiosos.
Dentro de la fidelidad a los dogmas establecidos, desde el inicio de la historia, el hombre ya consideraba que de violar algún tabú debía tener un castigo inevitable, aceptando las consecuencias, sin exigir mediar entre la lógica, la ética, o la moral, conforme al efecto que sus acciones habían provocado, puesto que la costumbre le había afianzado la creencia de que debía cumplir al pie de la letra la penalidad impuesta.
La diferencia que existe en la actualidad del significado y peso que conlleva romper un tabú, está en la selección inteligente de la sociedad actual, pudiendo permitir la continuidad de aquellas restricciones, que por su naturaleza han sido de alguna utilidad social, por lo que en lugar de verse enmarcado por el halo de la religiosidad, esos mismos dogmas se enmarcaron dentro de la legalidad.
ALFA