Dentro del conjunto de factores y/o elementos que forman parte del entorno nacional en cualquier país, se encuentra el bienestar social como pieza fundamental para que el Estado a través de los gobiernos  garantice un sistema económico lo más sano posible que provea equidad a cada uno de sus ciudadanos, garantizándoles la satisfacción de las necesidades básicas como la alimentación,  el trabajo, viviendas, educación y salud, entre otras.

Ahora bien, el bienestar social como concepto y aplicación en las diferentes sociedades, comienza con la concepción del “estado de bienestar”, el cual surge con la caída del feudalismo y el origen del sistema capitalista, sin embargo,   se consolidó  después de la gran depresión  en el año 1929,  y sobre todo unas décadas después con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, que conmovió al mundo desde 1939 hasta  1945.

En este contexto, uno de los grandes cambios que trajo consigo el estado de bienestar fue la libertad del trabajador, quien pasa a ser independiente y con esto  carece de la protección de los feudales, por lo que desde ese momento  su protección dependió de sí mismo, surgiendo de esta manera el concepto de estado benefactor que  se encarga de “cuidar” a cada uno de sus habitantes, a través de sistemas sociales que orientar las acciones relacionadas con el trabajo, la alimentación, la vivienda, salud, educación, seguridad y justicia.

Cabe destacar que, Otto Von Bismarck fue un personaje fundamental en el nacimiento histórico del estado de bienestar, debido a que fue quien propuso en Alemania el seguro social, como respuesta y solución a  los reclamos de los obreros del partido social democrático alemán. Con este proceso, surge también  un tipo de política social inclusiva, que ofrecía un seguro de enfermedad, trabajo y jubilación, lo cual  sirvió como  antesala al establecimiento del estado de bienestar.

Asimismo, este concepto lo propuso Keynes en uno de sus escritos, surgiendo  cuando aconteció la caída de la bolsa de Wall Street en el año 1929 en el período de recesión que trajo muchísimos problemas en el mundo y con ello bajó considerablemente la calidad de vida de los ciudadanos.

Otro personaje que hizo grandes aportes al bienestar social fue Beveridge, quien  nació en Rangpur, India,  en el año 1879, proponiendo ideas liberales a pesar de considerarse socialista, dirigidas a eliminar la debilidad de los más necesitados, sin alterar los principios de la economía de mercado, considerando  que la inflación era la principal enfermedad social de la época, debido a  que las concesiones salariales eran superiores al crecimiento de la productividad,

Posteriormente, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Beveridge elaboró en 1942 un informe que lleva su nombre, donde establecía un marco de referencia para un amplio sistema de seguridad social; que los gobiernos laboristas británicos entre 1945-1951, tomaron como base para elaborar el  Acta de Seguridad Nacional de 1946, así como la creación del Servicio Nacional para la Salud y la provisión de subsidios familiares y pensiones para la vejez.

En este informe,  Beveridge consideró todos los factores que inciden en la calidad de vida de los ciudadanos, así como las condiciones de la postguerra, para así estructurar un amplio sistema de seguridad social para proteger a las personas  de las enfermedades sociales, dentro de las cuales estaban: la pobreza, la enfermedad, miseria, ignorancia y ociosidad, que eran ocasionadas por la crisis económica después de una etapa tan dramática como la segunda guerra mundial, que trajo millones de muertes,  desempleo y  pobreza extrema.

Por otra parte, este hombre revolucionario y con un amplio sentido social y humanista, preocupado  por aumentar el bienestar social  en la sociedad,  propuso que existiesen ingresos nacionales mínimos financiados por las contribuciones semanales a la seguridad social por todas las personas mayores de 16 años, con la finalidad de que todos  estuviesen protegidos de las consecuencias del desempleo, la enfermedad, los accidentes y la vejez. Para ello, el Estado debía garantizar el acceso de los ciudadanos a la asistencia médica, la alimentación, la vivienda y la educación.

Es así como, la  implantación del llamado “Estado de Bienestar”, después  de la Segunda Guerra Mundial, trajo consigo beneficios importantes para los distintos estratos sociales de los países industrializados,  aumentando de manera considerable los ingresos, el poder adquisitivo y  por  ende la calidad de vida.

Todo este proceso, requería a su vez que aumentara la producción de bienes y servicios, además del consumo y las ventas,  con la finalidad de mantener  la estabilidad  salarial y laboral,  así como la cobertura social. Con ello aumentarían las ganancias de los industriales que, a su vez, dispondrían de más capitales para seguir mejorando la capacidad adquisitiva de las clases medias y bajas, formando un círculo en el cual todos los elementos debían conservar el equilibrio.

En este sentido, surgen a través del tiempo varios modelos de estado de bienestar, dentro de los que  se pueden distinguir los siguientes:

1) Modelo liberal anglosajón, el cual sólo concede protección social a los marginados, con lo que se  restringe de manera significativa  los beneficios a las demás clases sociales.

2) Modelo conservador, según el cual el Estado sólo interviene cuando falla o no existe la familia del ciudadano.

3) Modelo socialdemócrata o nórdico, el cual presenta un programa de cobertura amplia de beneficios y prestaciones sociales ofrecidos a la población de todos los estratos sociales.

4) Modelo mediterráneo, que plantea que  el Estado tiene una intervención de asistencia social mínima para la satisfacción de las necesidades básicas de la población.

Cada uno de estos modelos han sido aplicados en muchos países, de acuerdo a las características del sistema socio-político, cultural y económico imperante en éstos, partiendo de premisas y principios fundamentales que algunos especializados en microeconomía proponen para comprender el significado y la aplicación del bienestar social como factor que determina la calidad de vida de los habitantes de un país.

De esta manera, estos especialistas explican que el bienestar social se produce al sumar el bienestar o utilidad individual de toda ,la población, planteamientos que dieron paso a  la creación del estado de benefactor,  que trajo consigo uno de los desarrollos sociales más significativos en la Europa de postguerra,  lo cual demuestra la amplitud  del poder del Estado sobre la vida de  sus ciudadanos, que logró incrementarse drásticamente debido a las dos guerras mundiales del siglo XX.

En consecuencia, el objetivo más loable del Estado benefactor estaba dirigido a que la gente lograra la felicidad, a través de la satisfacción de sus necesidades materiales, haciendo posible que viviesen en mejores  condiciones, eliminando la pobreza y la falta de alimentación, vivienda, salud y educación, asegurando la protección a la población más vulnerable como los niños  y los ancianos, para que tuviesen vidas más dignas y seguras extendiendo las oportunidades educativas para todos los estratos sociales.

Por tanto, al bienestar social está concebido como un conjunto de factores que participan en la calidad de la vida de las personas en una sociedad,  y que permiten que su existencia posea todos aquellos elementos que dan lugar a la satisfacción humana o social.

De esta manera, cuando hablamos de bienestar social nos estamos refiriendo a la posesión de condiciones adecuadas para aumentar la calidad de vida, para lo cual es fundamental tener un poder adquisitivo que cubra nuestras necesidades socio-económicas. Eso se puede lograr al contar con un empleo digno, con una buena remuneración de acuerdo a nuestro nivel educativo, capacidades, talentos y experiencia.

Es así como al poseer una fuente de ingresos se puede optar a una alimentación adecuada, una vivienda digna, acceso a la educación y a la salud, a la recreación, entre otras cosas. Sin embargo, la noción del bienestar puede resultar subjetiva, ya que lo que es bueno para alguien de repente no lo es para otra persona,  bien sea que esté determinado por la cantidad o la calidad del bien en cuestión.

Es por ello que el bienestar social está condicionado a factores económicos objetivos, que vienen determinados por el país, su cultura, producción, estabilidad económica, inflación, carga familiar, nivel educativo, entre otros. También son importantes datos como el índice de desempleo o los  índices de precios, entre otros datos estadísticos.

Por otra parte,  existen otras maneras  de medir el bienestar social, como el Índice de Desarrollo Humano, que toma en cuenta  factores como la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización, la tasa de personas que acceden a la Universidad, el número de ordenadores, acceso a internet, el número de libros publicados al año, vehículos o teléfonos por cada 1000 habitantes, etcétera.

De esta forma, estos factores incluidos  en el proceso de bienestar social, se acompañan de otros elementos tales  como el nivel de infraestructuras, como por ejemplo autopistas, carreteras, urbanizaciones, trenes, aeropuertos, puertos, parques y edificios públicos, centros de salud,  instituciones educativas y culturales, entre otros.

Además es de suma importancia el nivel tecnológico y eficacia de los sistemas de educación, salud y  justicia, las tasas de desnutrición, tasas de embarazos precoces, delincuencia, el grado de libertades individuales existentes, derechos humanos, libertad  de expresión, el respeto al medio ambiente, entre otros.

Sin embargo, el problema no se trata de los conceptos, de las definiciones teóricas, incluso de los documentos legales de una nación como sus constituciones, leyes y reglamentos, sino de su aplicabilidad por parte de los entes encargados de tal fin. Esta aplicabilidad encuentra fuertes obstáculos derivados de la mala administración de los recursos, de la malversación de bienes y sobre todo de la corrupción generalizada en las instancias de poder, que es la enemiga número uno del bienestar social, ahogando a las clases sociales y limitando el progreso de las comunidades y con ello su felicidad.

En resumen, el bienestar social de un país se lograría cuando las oportunidades de estabilidad y progreso individual se combinan con servicios públicos dignos para todos los sectores sociales, para así lograr un equilibrio entre el bienestar individual y el colectivo, construyéndose una sociedad más justa.

ALFA