¿A quién no le gusta viajar? Muchos dirán que sí, otros dirán que depende del tipo de viaje. Una cosa es visitar un lugar y otra cosa es conocerlo. Cuando se trata de viajar, se piensa en la importancia de compartir en familia. Pero ¿qué pasa cuando el viaje no es de placer?

Los viajes conllevan a objetivos y acuerdos destinados a nuestro beneficio, pero a veces, resultan demasiado estresantes y comunes, cuando no son destinados al disfrute y al placer. Un viaje de negocios supone un estrés añadido a la actividad laboral. Por este motivo, los desplazamientos por negocios están recompensados de algún modo adicional. Sin embargo, en algunas ocasiones, especialmente cuando no conoces el destino al que viajas, es válido permitirse la oportunidad de descubrir y hacer algo de turismo durante el viaje laboral.

Muchas veces, los viajes de negocios implican el manejo de situaciones intensas, que requieren una cuota de estrés y agotamiento. Incluso, pueden afectar la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, existen algunos recursos para que el viaje resulte lo más cómodo y placentero posible. Es aconsejable disfrutar en lo posible del viaje, llevar un libro, escuchar música, programar la agenda de la semana, entre otras actividades que sirvan para calmar la ansiedad.

Un estudio realizado  evaluó la experiencia de los viajeros de negocios, y pretendió documentar los niveles de estrés mediante una lista de 33 factores. Las tres categorías básicas de estrés son, según el relevamiento: el tiempo perdido indicado cuando los viajeros no pueden trabajar en el lugar de destino o el viaje en sí (por la incomodidad de los asientos, la mala conexión a internet, o la acumulación de trabajo en la oficina); el efecto sorpresa (imprevistos como pérdida de equipaje, retraso de vuelos, entre otros); y los cambios en la rutina (como por ejemplo, no poder mantener la práctica de ejercicios físicos o alimentación saludable).

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En un viaje de negocios, aunque los asuntos de trabajo son prioritarios, aun así, puede convertir estos traslados en experiencias placenteras. Además de disfrutar del placer de viajar y conocer nuevos lugares, usted convertirá el trabajo en un placer cotidiano.

Analice que todo viaje tiene un efecto: brindar una sensación de bienestar, aunque provoquen diferentes sentimientos y sensaciones, igual incita el mecanismo  de desarmar y volver a armar nuestra realidad. Esta nueva realidad ya no es dada, es construida, y por ende, es propia de las personas.

¡Mejore la experiencia del viaje de negocios! ¡Cambie la visión! Recuerde que es un privilegio conocer y descubrir diferentes lugares; es hora de convertir las experiencias en situaciones placenteras y disfrutar del viaje.

Sin importar la elección que hagas, en todos los casos, viajar es un placer. La importancia que tiene el acto de viajar está en la finalidad del mismo, y en lo que quiera obtener de él. La regla dice: “no mezclar placer con negocios”… pero, ¡Disfrute igual!

ALFA

5 comentarios de “SE SIENTE IGUAL VIAJANDO POR NEGOCIOS QUE VIAJANDO POR PLACER

  1. BELEN MORENO dice:

    He tomado estos consejos muy en serio, he salido de viajes de negocios últimamente sin que ésto me ocasione estrés, al contrario, he disfrutado del viaje. ¡Gracias!

  2. GABRIELA PERDOMO dice:

    A veces los viajes de negocios suponen un poco de estrés, pero así como dice este artículo, trataré de ahora en adelante de cambiar la visión y tratar de viajar más relajada.¡Gracias!

  3. BERTHA ORDÓÑEZ dice:

    Constantemente salgo de viajes porque mi tipo de trabajo lo requiere, voy a poner en práctica estos tips y así tratar de tener un viaje más placentero, muchas gracias.

  4. MANUELA RIVERO dice:

    Muy cierta la información del artículo, siempre hay que verle el lado bueno a las cosas, y disfrutar de cualquier viaje.

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