Miércoles, 23 de diciembre de 2015. Unos deportistas extremos se relajaron en hamacas en Los Dolomitas, suspendidas a más de 50 metros sobre el suelo. Los atletas caminaron sobre una cuerda floja, para luego descansar y relajarse en hamacas de colores brillantes sobre un barranco en el Monte Piana, al Norte de Italia.
Muchos de estos atletas, quienes están capacitados para caminar sobre los cables a altas distancias; pasaron la noche en las hamacas, antes de ser acompañados por otros en la mañana.
La última moda entre los deportes extremos se llama “highline”, la versión con mayor riesgo del “slackline”; un deporte de equilibrio en el que se usa una cinta que se engancha entre dos puntos fijos. El “slackline” se comenzó a practicar en California en los años 80. Luego ha evolucionado, expandiéndose por todo el mundo.
Existen seis modalidades de “slackine”, ya que el que se practica en alturas de más de 20 metros es el “highline”. Consiste en caminar desde una montaña a otra sobre una cuerda de unos 2,5 centímetros. Requiere equipo especial y experiencia en seguridad, además, la capacidad de equilibrio y habilidad son cualidades imprescindibles para ejercitarlo.
Los Dolomitas fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2009. Es una cadena montañosa de Italia, siendo su montaña más alta la Marmolada con 3.342 metros.
Este año Los Dolomitas fue elegido como el lugar perfecto para este deporte extremo, tanto por su belleza como significado histórico; donde cien años atrás, en tiempos de guerra, 18.000 jóvenes soldados austríacos e italianos murieron en las montañas; pudiendo visualizarse los siete kilómetros de trincheras. Por ello, muchos consideran el concepto del arco iris de las hamacas, como un símbolo de paz.
Esto lo han demostrado los deportistas, colmados de paciencia y buen humor; suspendidos en el vacío y sin red, a cientos de metros de altura, participando en el “International Highline Meeting Festival”, llevado a cabo este año en el Monte Piana. ¡Tan apasionados de las alturas!, que no les bastaba con divertirse durante el día, sino que también continuaban colgados durante la noche durmiendo en hamacas coloradas.
El espectáculo en las alturas contaba con una cocina, un bar; y durante la noche se podía asistir a sesiones de música. Los participantes disponían de otras actividades colaterales para distraerse, como vuelo en tándem, con un parapente biplaza o talleres de yoga.
Tan relajados, entretenidos cantando y soñando, en un ambiente paradisíaco; que definitivamente practicar “highline”, resulta ser un deporte ideal para el fin de semana en procura de la salud y fortalecimiento del espíritu. No hay duda en que el “slackline”, es una actividad de equilibrio completo entre el cuerpo y la mente.
ALFA