Cuando hablamos de las protecciones energéticas para el bienestar, se nos vienen a la mente una serie de conceptos y elementos que son fundamentales para sentirnos bien. Partimos de la premisa, de que el bienestar, así como la salud en general, se trata de un estado en que el cuerpo, la mente y el espíritu, se encuentran en equilibrio, logrando que las personas se sientan satisfechas consigo mismas, y logren funcionar adecuadamente en los ambientes donde se desenvuelven.
De este modo, debemos encontrar las condiciones favorables para optar a ese bienestar desde el punto de vista bio-psico-social, a través del crecimiento espiritual, el cual nos da la energía necesaria para actuar dentro del marco de lo posible y conveniente para la salud.
Por lo tanto, en ese proceso de búsqueda podemos optar por la protección energética de nuestro ser, con la finalidad de reforzar los aspectos que se encuentren desequilibrados en determinados momentos de nuestra vida, protección ésta, que puede lograrse con el uso de herramientas, técnicas, métodos y procedimientos, que se utilizan para activar los vórtices energéticos de nuestro cuerpo, a equilibrarlos de acuerdo a las deficiencias o afecciones que se puedan observar tanto física como mental y emocionalmente.
Debemos tener presente que somos entes de energía que funcionamos según un sistema que incluye todos los aspectos que mencionamos anteriormente, y que posee una interrelación directa entre cada uno de ellos, por tanto cuando el cuerpo mental se encuentra afectado, esto incide directamente sobre el funcionamiento del cuerpo físico y emocional; y viceversa. De allí que, es de vital importancia que busquemos la forma de protegernos energéticamente a través de uno o varios de los métodos que les describiremos en este artículo.
Las protecciones energéticas para el bienestar pueden ser el uso de elementos capaces de bloquear las cargas o energías negativas que atacan al cuerpo, la mente y el espíritu de las personas. Así, nos podemos proteger energéticamente con el uso de piedras de acuerdo a las necesidades que tengamos, ya que éstas son muy útiles cuando ese está expuesto a ambientes donde los pensamientos, sentimientos y actitudes negativas de otros individuos, pueden menoscabar la energía, la fuerza, la actitud y los sentimientos, afectando incluso la salud.
Otra forma de protegerse energéticamente y conseguir el bienestar deseado, es a través de las meditaciones, mediante las cuales se pueden lograr estados de relajación que equilibran los chakras, que son los vórtices de energía que guardan relación con las funciones que el cuerpo físico y mental realizan.
Por otra parte, a través de la colocación de piedras en estos puntos energéticos se puede equilibrar cada chakra, así como también la repetición de ciertos mantras específicos para cada chakra, lo cual se logra combinar a través de procesos que incluyen la meditación, los mantras y las piedras, lográndose así resultados mucho más efectivos.
Definitivamente, nuestro equilibrio físico, mental y emocional, va a depender del flujo de energía interna y externa que llegue a nosotros, como seres individuales que dependemos de un entorno donde interactuamos, nos comunicamos y participamos juntos en diferentes actividades de índole familiar, laboral, social y comunitaria.
Por estas razones, se debe estar preparados para combatir las energías negativas que inciden en nuestras vidas y que nos pueden quitar ese bienestar por el cual luchamos, entendiéndose como se dijo antes, que el bienestar debe ser concebido desde un punto de vista bio-socio-social y espiritual; con repercusiones en el plano mental, emocional y físico, con todas las implicaciones que esto tiene, y que repercute sobre todo lo que realizamos en este plano terrestre.
De este modo, en el proceso de protección energética se debe tener presente una serie de elementos o energías indeseables, cuya eliminación es fundamental para lograr el equilibrio energético necesario y el estado de bienestar deseado. En este sentido, debemos identificar este tipo de energías perjudiciales, las cuales pueden provenir de espacios sucios o densos en cualquier entorno del planeta donde nos encontremos.
A su vez, pueden provenir de formas de vida simples del mundo energético, que son conocidas como “elementales”, de ataques psíquicos enviados por otros de manera deliberada, de energías psíquicas negativas generadas y enviadas hacia nosotros por otras personas inconscientemente, así como de egregores y formas de pensamiento a nivel mundial que pudieron ser generadas por muchas personas durante muchos años.
Por estos motivos, debemos estar muy pendientes y observar nuestro entorno, ya que estas energías nos pueden estar afectando a nivel físico, emocional o mental, haciéndose necesario que activemos nuestro sistema de defensa energética, que va a depender de nuestro nivel de conocimientos y habilidad para detectar las situaciones, objetos y/o personas que están ejerciendo alguna influencia negativa en el campo energético.
Por lo tanto, en el momento en que internalicemos la importancia de mantener un sistema de defensa energética fuerte, se estará en la capacidad de usar técnicas, herramientas y/o recursos energéticos correctamente, con el fin de mantenerse protegidos, en la medida de lo posible.
En este sentido, al activar la protección energética estamos cuidando la energía de nuestro ser y de nuestro entorno, para vibrar de una manera positiva y todo fluya a nuestro alrededor, asegurándonos que el campo energético se contamine con energías densas y negativas, para lo cual es fundamental mantener la conexión consigo mismo y conocerse totalmente, conocer nuestros pensamientos, actitudes y sentimientos, nuestras formas de reaccionar y desenvolvernos, para así repeler todo lo negativo que se nos acerque.
Por otra parte, este nivel de consciencia, nos permitirá ayudar a otras personas que mantengan esas energías negativas y quieran liberarse, de cómo hacerlo, brindándoles nuestra orientación y energías positivas, sin correr el riesgo latente de absorberlas.
A su vez, cuando nuestra vibración energética es elevada y se posee un nivel de conciencia alto, se podrá reconocer a las personas tóxicas, a las relaciones que ya no nos convienen, a esos espacios físicos en los cuales ya no funcionamos o no nos sentimos bien, tratando de elevar a las personas a tu nivel, y no bajando hasta su nivel energético para entablar una relación, interacción o comunicación con ellos.
Como primer paso para proteger el cuerpo mental, emocional y físico, debemos estar viviendo el presente, atentos de todo a nuestro alrededor y de la energía que fluye en nuestro entorno, compartiendo sobre todo el amor y la compasión, que son indispensables para aumentar la vibración. De este modo, es recomendable colocar bloqueos mentales reales o imaginarios que no permitan que lleguen las energías negativas, poniendo límites entre nuestro cuerpo energético y el de otros.
Por otra parte, la utilización de afirmaciones positivas de manera correcta y en el momento preciso, es una manera efectiva para proteger y programar el campo energético de cualquier persona, por lo que se debe repetir con mucha fe y actitud positiva frases que contengan afirmaciones positivas, tales como “Estoy sana”,
“Estoy protegida”, “Irradio amor”, “mi campo energético está rodeado de amor”, “soy energía divina”, entre muchas otras afirmaciones que rodean nuestro entorno de estados de bienestar y progreso espiritual.
De igual manera, es conveniente tomar precauciones y bañarse apenas se llegue al hogar, ya que generalmente se está expuesto a cargas negativas presentes en el entorno, por lo que nuestro campo energético puede verse afectado, más aún si en la jornada diaria nos enfrentamos a situaciones desagradables, discusiones o conflictos, así no formáramos parte del mismo, pudimos haber absorbido parte de esa energía negativa drenada por otras personas.
Es recomendable acompañar el baño con sales marinas, visualizando como el agua limpia el campo energético, haciendo de este acto de higiene personal una meditación positiva para recuperar las energías positivas y conservar el estado de bienestar que siempre deberíamos tener.
Otra de las protecciones energéticas más conocidas es la utilización de cristales, ya que éstos absorben las energías negativas procedentes del universo, de los entornos y de las personas. Aunque cada piedra o cristal posee sus propiedades y nos ayudan de una u otra manera, los más recomendables como medios de protección energética son la amatista, la turmalina negra y el cuarzo ahumado.
Por otra parte, el proceso de quemado de incienso, salvia y/o palo santo es muy efectivo para limpiar las energías negativas en los sitios en donde estamos más tiempo, ya que además de poseer propiedades curativas y medicinales, proveen mecanismos de protección energética muy positivos; por ejemplo el quemar la salvia se considera como una ducha energética que revigoriza el cuerpo y el espíritu, ya que el humo de este producto natural cambia la composición iónica del aire, y reduce la respuesta mental ante el estrés.
Por esta razón, muchos entendidos de la materia aseguran que este humo representa una forma de bendición que elimina las energías e influencias negativas presentes en el ambiente. De allí que, se recomienda que después de haber tenido una discusión, un conflicto o una enfermedad, se debe quemar una varita de salvia o palo santo, para eliminar las energías viejas y abrir el espacio para las nuevas energías, para que todo fluya positivamente.
Un aspecto sumamente importante para activar las protecciones energéticas para el bienestar, es conectarse con la luz divina, de donde emana la energía universal, manteniendo la fe y la conexión con los seres de luz, que vendrán a protegernos si se lo pedimos con ahínco y desde el corazón, para así proteger nuestras almas y espíritus de las vibraciones negativas presentes en los entornos en donde nos desenvolvemos.
En este punto debemos explicar la diferencia entre alma y espíritu. El espíritu es esa energía que nos hace pensar, sentir y actuar en este plano terrestre, mientras que el alma es esa esencia divina que tenemos dentro de nosotros mismos, y de la cual venimos, esa esencia que nos da la vida, que se mantendrá en el tiempo, sea cual sea la dimensión en la cual nos encontremos.
Por ello, generalmente las personas que logran esos procesos evolutivos del alma; lograr perder el miedo a la muerte y a valorar profundamente la oportunidad que cada vida trae consigo, para así comprender que vinimos a este plano a cumplir un papel determinado que a menudo se presenta ante otros personajes que han tenido pactos kármicos con nosotros.
ALFA