El jade es una roca semipreciosa con una corteza de impresionante dureza. Así como se consiguen diferentes colores, su consistencia es cambiante, pero siempre hacia una mayor solidez. En la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, el tallado de jade no es una labor tediosa; pero este no fue el caso de los indígenas mesoamericanos. Aunque las virtudes de esta piedra eran admiradas por las distintas tribus de este tiempo, el trabajo de la misma no era una actividad fácil de realizar; se necesitaba mucha fuerza y persistencia para poder lograr en el jade los resultados que se buscaban.

Las historias de esta piedra hablan acerca de la  existencia de un cuchillo llamado “Kuen Wu”; este era utilizado para labrar el jade, pues su dureza era mayor que la de esta piedra. Esto se debía a que esta herramienta estaba compuesta por diamantes. La composición de diamante es formidablemente dura, de hecho, en la actualidad, aún se utiliza para para realizar cortes en superficies resistentes. Fue en la Era de Bronce, cuando se logró la perfección en esta labor; los chinos fueron quienes descubrieron las piedras para poder esculpir en este cristal.

Los granos minerales con siete grados de dureza son los únicos aptos para tratar el jade; el “laess” es un cuarzo amarillo con siete grados de dureza; el “hermatites”, piedra color roja, posee ocho grados; el “corindón” cuenta con nueve grados de solidez y es de color negro; y por último, el diamante, cuyos granos minerales son de diez grados de consistencia.

Como los materiales de mayor firmeza que el jade eran reducidos, aprovechaban las propiedades del acero. El “Hsüan ch’e” era una maquina sencilla, de acero, designada para pulir el jade; los granitos que acompañan esta acción, se conocen como “Chie yu sha”.

“”Hsüan ch’e” es uno de los instrumentos importantes para esculpir el jade, esta máquina se emplea bajo el mismo concepto del taladro del carpintero; es decir, que es un cinturón amarrado al anverso y el reverso del mango, que va tirando del mismo insistentemente, hasta que el lado puntiagudo perfore el jade. Por otro lado, el “Chie yu sha” tiene la finalidad de brindarle al jade una apariencia brillante.

Para pulir esta piedra, lo primero que debemos hacer es dividir sus partes, seleccionar el segmento que vamos a utilizar; posteriormente, suprimir esa parte externa innecesaria, pues no está incluida en el diseño que hemos realizado; al terminar, debemos ordenar el producto según la imagen que deseamos obtener; el siguiente movimiento es el tallado general, se debe proceder de manera paciente y con suavidad; al concluir, pasamos a tallar de manera específica, dándole forma al jade; para finalmente lustrarlo hasta conseguir el brillo que deseamos.

El proceso para lograr que el jade luzca como lo observamos en las joyerías o en las ventas de artesanía, lleva un gran trabajo, lo que contribuye a su elevado valor comercial; sin embargo, esta gema es el vivo símbolo de la belleza, sin incluir los valiosos poderes que la integran. Su trayecto hace de ella una piedra esplendorosa.

ALFA