En el mar se encuentran productos que desde la antigüedad se han utilizado para realizar hermosas prendas de joyería. Hoy en día, estas magníficas piezas son apreciadas por los más renombrados joyeros y diseñadores del mundo que se inspiran para hacer alhajas asombrosas; sin embargo, son usadas también por talentosos artesanos, que las convierten en llamativas creaciones, poniendo al descubierto parte de las perfecciones que habitan en el mar.
Uno de los tantos productos son las conchas marinas, engastadas en diversas formas y colores, estas piezas engalanan joyas en distintos modelos; así podemos apreciar, conchas en forma de estrellas, tubo cónico, espiral apretada, curvado largo, y no solo se diferencian entre sí por su forma, color y tamaño; sino también por el peso, causando muchas de ellas, un total asombro. Sin embargo, es prudente el empleo de aquellas que no tienen vida, las cuales han sido arrastradas por el oleaje hacia la arena.
Con los caracoles aunque parezca increíble, se puede fabricar joyería fina, a pesar de mostrar al principio un aspecto rustico y sin brillo ocultando su belleza; es por eso, que estando recién recogidos, sin un proceso de limpieza, no se puede apreciar la verdadera hermosura. Cortando esta corteza de los moluscos en forma transversal, vertical o al sesgo, se descubrirá una estructura interna que después de un alisado y un pulido bien aplicado, se obtendrá una prenda extraordinaria.
Igualmente los caracoles rotos por el oleaje, se suelen ubicar entre los vacíos de la joyería elaborada con metales preciosos como el oro y la plata o colocados en la superficie de una joya con la cara interna o externa. Algunas veces se utilizan caracoles enteros instalándolos en anillos, pulseras, en dijes, que pueden ser collares o cadenas; pero en cualquiera de estos casos, deben ser pequeños.
Asimismo, con las conchas y caracoles se realizan joyas que son usadas como amuletos. Esta costumbre se basa en la creencia que mientras más prendas de esta clase se lleven encima, más protección recibirá la persona; quizás por una simbología especial que reconoce en estas piezas pequeños tesoros arrojados por el mar.
Otro de los productos del mar más utilizados en la joyería, es la perla, siendo solicitada por su rareza, extraordinario valor y delicada belleza; es una joya muy preciada en los mares. Además, siempre se han extraído para ser empleadas como adorno y en la actualidad se puede contar con infinidad de ellas, debido a los cultivos de las mismas, las cuales no se diferencian en nada de la perla natural; de igual forma, los corales se utilizan como materiales en la joyería, no obstante, corren el peligro de extinguirse por las constantes intervenciones de los humanos contra estos organismos vivientes.
Los productos del mar en la joyería deben ser usados con cautela, pensando en la conservación de los ecosistemas marinos que conforman nuestro planeta, sin causarles daño. Esforzándonos, para que esa explotación sea hecha en forma racional, respetando ese espectacular ambiente.
ALFA