Establecer cuáles son los principales dioses mayas resulta difícil, pues esta civilización se caracterizaba por creer en muchos dioses asociados a múltiples elementos de la naturaleza, siendo éstas manifestaciones físicas de lo sagrado. Muchos de estos dioses tenían características duales como humano–animal, viejo–joven, hombre–mujer y sus decisiones dependían de su estado de ánimo, el cual estaba sujeto a la cantidad de ofrendas y sacrificios humanos y de animales que los mayas estuviesen dispuestos a realizar.
Del panteón maya, según del Popol Vuh, se consideran tres de los dioses más antiguos y sabios, y los responsables del primer intento de creación del hombre: Kukulcán (serpiente emplumada) dios de las tempestades creó vida a partir del agua; Tepeu, dios del cielo; y Hurakan (corazón del cielo, o el de una sola pierna) dios del viento, tormenta y fuego.
Itzamná, era adorado como el dios de la sabiduría, señor de los cielos, del día y la noche. Algunos autores piensan que se trata del dios supremo creador del universo. Se le representó como un anciano sin dientes, como un ave con rasgos de serpiente y como un dragón celeste bicéfalo que vierte agua sobre la tierra. Le acompaña Ix Chebel Ya’ax, su esposa, diosa de la pintura y el bordado, representada como una anciana con una serpiente en la cabeza y un rollo de algodón o, como Itzamná, vertiendo agua sobre la tierra.
Otros dioses importantes son Yum Kaax, dios del maíz a quien los sembradores de maíz adoraban con especial fervor, se encargaba de la agricultura, la prosperidad y la abundancia de la vida; del mismo modo era venerado Ek Chuah, dios del cacao y de la guerra; Chaac, dios del agua y de la lluvia, adorado por su importancia para las cosechas; Kinich Ahau, venerado como el dios del sol representa el calor y la sequía; Ixchel diosa de la luna, asociada con la fertilidad, las inundaciones, la medicina y el tejido.
También están Pawahtun dios cargador del cosmos, quien eleva con sus brazos sobre la cabeza la bóveda celeste o la Tierra misma; Yum Kimil, dios de la muerte, habita el inframundo con otras deidades relacionadas con la muerte, la germinación y la fecundidad.
Finalmente, cabe mencionar a Hunab ku (Hun –uno, ab –solo, ku –dios) quien, según algunos es el dios maya más importante, incorpóreo, padre de todos los dioses, de quien procede todo y a quien todo retorna, creador del universo; dios de las dualidades, como lo bueno y lo malo, masculino y femenino, todo y nada.
Con base en el significado de su nombre, existen autores que aseguran que este dios fue una invención tras la conquista como influencia del cristianismo, pues no se ha encontrado fuentes precolombinas donde se haga mención del mismo, y parece contradictorio dadas las características religiosas de la cultura maya. En la actualidad, los seguidores de la nueva era han retomado la veneración de Hunab Ku como la energía suprema del universo dentro de cada uno de nosotros.
ALFA