Para nadie es un secreto que participar en prácticas ocultistas, ha originado testimonios reales de peligrosas posesiones, y experiencias paranormales escalofriantes. Adentrarse en ese oscuro mundo espiritista, no es tan divertido como todos creen; ya que trae consecuencias irreversibles como por ejemplo, la muerte. Entonces, ¿qué lleva a las personas a desafiar las leyes divinas y participar en muchos de estos eventos?
En realidad, la curiosidad incursiona a muchos en el ocultismo; atreviéndose a formar parte de estos juegos o rituales aparentemente “inofensivos”; ¡pero cuidado!, porque fácil es entrar y difícil salir de determinados sucesos que pueden terminar en tragedia.
Veámoslo desde el punto de vista espiritual, cuando una persona accede a experimentar estas prácticas, abre una especie de portal hacia lo sobrenatural y permite que ciertas entidades malignas entren e influyan de manera activa sobre ella; mostrándose susceptible ante cualquier ataque demoníaco. En este sentido, una vez estando involucrada en el ocultismo, cualquier cosa inimaginable podría ocurrirle; como ejemplo de esto, tenemos el famoso juego “la ouija”, el cual ha acumulado una serie de testimonios reales de muertes a causa de posesiones diabólicas y de vivencias espeluznantes.
Así como este, el año pasado se popularizó un peculiar juego llamado “Charlie Charlie”; atrayendo un numerable público y entre ellos a los más jóvenes de la casa, quienes invocaban el espíritu de un niño (Charlie), para que respondiera cualquier pregunta. Ellos relataron haber vivido experiencias terroríficas a causa de ello. Además, existen otros hechos ocultos en nuestro mundo que desconocemos admitiendo la estancia de presencias paranormales que influyen en nuestros pensamientos y conductas; haciéndonos esclavos de ellas aún sin saberlo. La mayoría de estos acontecimientos, son promovidos por la música, la televisión e inclusive algunas religiones y grupos famosos. ¡Es necesario observar más allá de nuestros ojos!
Cabe destacar, que no solo el hecho de ser poseído o ver alguna entidad maligna, evidencia que estamos siendo víctimas del peligro ocultista; pues igualmente puede manifestarse por medio de problemas sicológicos como los constantes estados de depresión, pensamientos suicidas y diversos problemas de salud; ya que la incidencia de estas manifestaciones afectan física y mentalmente a la persona. En este caso, absolutamente todo lo relacionado al ocultismo, es un puente seguro para la llegada de espíritus que desean perturbarle de cualquier manera e inclusive, puede culminar en posibles maldiciones generacionales.
Por tal motivo, es indispensable comprender el riesgo que se corre al involucrarse en este tipo de prácticas; pues no solo nos afectaría individualmente, sino en futuras generaciones. Para evitarlo, los jóvenes necesitan adultos que respondan sabiamente ante diversas inquietudes, de lo contrario, buscarán la verdad en lugares equivocados y la mejor forma de hacerlo, es guerreando espiritualmente.
ALFA