Existe un deporte extremo que se ha hecho tendencia que es el parkour, exigencia al límite de cada músculo de su cuerpo y para lo que necesita estar preparado y alerta ya que en esa práctica, se ve involucrada su vida y luego de avanzar, no tiene marcha atrás, ni freno, ni paracaídas que lo proteja.
Inspirado en modelos de tribus indígenas africanas que observó Georges Hébert quien era un oficial naval francés, los integró como parte del entrenamiento militar de ese país y un arquitecto suizo desarrolló un “parcours du combattant”, el primero de los cursos que ahora es estándar en el entrenamiento militar y que condujo al desarrollo de senderos urbanos, de la capacidad y de cursos de confianza.
Nacido en Vietnam, Raymond Belle, cuando todos dormían, corría afuera o trepaba árboles, usaba los cursos de obstáculos militares en secreto, y también creó cursos propios que probaran su resistencia, fuerza y flexibilidad, lo que le permitió no sólo sobrevivir a las dificultades que experimentó durante su infancia, sino a prosperar, se mantuvo en educación militar hasta los 19 años, cuando pasó a ser parte de la Brigada de Bomberos de París.
Su hijo David Belle, nacido en 1973 es considerado el fundador del parkour, experimentó con la gimnasia y el atletismo pero poco a poco se alejó de esas disciplinas, luego comenzó a leer los recortes de periódicos que contaban las hazañas de su padre y su curiosidad cada vez creció más y quiso enterarse de lo que le permitió lograrlas; así desarrolló la dinámica del parkour como se conoce a la fecha, pasar de un punto a otro en un medio difícil, sin dispositivos de ayuda y de la forma más rápida y eficiente posible y que engloba saltar, rodar, correr, escalar, balancearse y otros movimientos que se consideren adecuados para la situación.
David se entrenó por su cuenta, y luego de mudarse a Lisses, encontró a otros jóvenes incluyendo a sus primos, que tenían inquietudes parecidas y se dieron a la tarea de entrenar juntos en todos los espacios que les fueron apropiados.
Es una actividad que puede practicar solo o en grupo y se realiza generalmente en espacios urbanos, que permite ver el medio ambiente de una manera distinta, e imaginando la posibilidad de cubrir los espacios para movilizarse alrededor, a través, encima o debajo de la zona a cubrir.
Un practicante de esta categoría es traceur y la mujer es traceuse que significa rastrear; una mermelada es una reunión de rastreadores, con un entrenamiento que puede durar desde horas hasta varios días, muchas veces con personas de diferentes ciudades, la primer mermelada de parkour se hizo en julio de 2002 por Romain Drouet, con una docena de personas.
Algunas investigaciones académicas que se han realizado sobre esta tendencia, se han inclinado a describir cómo el parkour ofrece una forma nueva de interactuar con el ambiente urbano que reta y desafía el uso y significado del espacio, la vida metropolitana y la encarnación.
ALFA