Dentro de las enfermedades que afectan a las personas de edad avanzada, se encuentra el llamado mal de Parkinson, una enfermedad silenciosa y progresiva, la cual ha sido considerada como la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente entre los adultos mayores, sin embargo, las causas que la provocan aún son motivo de investigaciones y representan un misterio que no ha sido descifrado.
Esta enfermedad debe su nombre al médico londinense James Parkinson, quien a su vez padeció y describió sus síntomas en 1817, hace ya 201 años, gracias a un ensayo sobre la parálisis agitante que estaba realizando. Sin embargo, a pesar de haber sido investigado durante dos siglos, no se ha podido encontrar sus causas y mucho menos una cura para esta enfermedad que frena los movimientos de los individuos afectados.
Haciendo honor a su descubridor, en 1997 la Organización Mundial de la Salud, declaró el 11 de abril como Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson, debido a que ese día nació el doctor James Parkinson, que describió a esta enfermedad que responde a factores genéticos y ambientales y afecta generalmente a personas mayores de 60 años, sin embargo, uno de cada 10 casos se diagnostica en menores de 45 años.
Algunos personajes famosos conocidos mundialmente como el presidente estadounidense Theodore Roosevelt, el campeón mundial de boxeo Muhammad Ali, el artista Salvador Dalí, sufrían de esta enfermedad silenciosa que con el tiempo presenta síntomas muy visibles.
Al respecto, el Coordinador del Centro de Neurociencias del Hospital Vivian Pellas (HVP), el neurólogo Jorge Martínez Cerrato, sostiene que el Parkinson se presenta con mayor frecuencia en la quinta y sexta década de la vida, sin embargo, en los países occidentales existe un 5 por ciento de los pacientes con este padecimiento antes de los 40.
Por otra parte, esta enfermedad que va inmovilizando a las personas poco a poco, es difícil de diagnosticar en sus primeras etapas, debido a que los síntomas más notorios se presentan cuando ya la misma se encuentra en una etapa avanzada, cuando las neuronas no producen la cantidad suficiente de dopamina, la cual es un neurotransmisor que se encarga de coordinar los movimientos musculares de todo el cuerpo.
En este orden de ideas, este neurotransmisor llamado dopamina es una sustancia negra que desaparece en los que padecen esta enfermedad, y si la misma está afectada entre un 60% y 70%, la persona experimenta los síntomas característicos del mal de Parkinson que hacen muy evidente su presencia, como por ejemplo los típicos temblores en las extremidades.
Además de no conocerse las causas específicas que provocan el Parkinson, de que su diagnóstico es difícil, este mal no es una enfermedad hereditaria y no existe un examen que ayude a prevenirla, lo cual empeora el panorama para aquellas personas que la padecen, amén a que generalmente las condiciones físicas y emocionales de un individuo de edad avanzada son más precarias que la de los individuos más jóvenes, lo cual empeora su condición.
De este modo, debe señalarse que en la mayoría de los casos se puede diagnosticar cuando se encuentra en el tercer estado, es decir, cuando los síntomas ya son muy evidentes, lo cual deja a la persona a merced de un tratamiento que trata de frenar las variadas consecuencias de esta enfermedad, que sumergen al individuo en un mundo sin movimiento, lo cual va deteriorando todo el organismo.
En consecuencia, es importante mencionar los síntomas más frecuentes de esta enfermedad, los cuales son: los temblores en las manos, brazos, piernas y en la mandíbula, que son acompañados por problemas de equilibrio, coordinación y alteraciones en la postura; lo cual poco a poco va dificultando la capacidad motora de la persona cuyos movimientos cada vez son menores, al punto de quedar inmovilizados en la etapa terminal de dicha enfermedad.
Además de los temblores en la mandíbula, se presenta mucha rigidez y falta de expresión facial, lo cual con el tiempo dificulta el habla y los movimientos de la lengua y músculos de la boca y la garganta, que hacen que a la persona le cuesta masticar e incluso tragar los alimentos.
Es por ello, que generalmente se recomienda a las personas afectadas por el Parkinson, al momento de ser diagnosticadas, que lleven una alimentación balanceada, así como practicar ejercicios de manera regular con la finalidad de fortalecer el corazón y lograr que no se presenten alteraciones graves del sueño, ya que esto puede acelerar los trastornos antes mencionados.
El apoyo de los familiares es fundamental en todo el proceso de la enfermedad, con el objetivo de evitar los cuadros de tristeza y melancolía; que afectan el sistema nervioso y envuelven a millones de personas a una vida muy condicionada.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud estima que el mal de Parkinson afecta aproximadamente a unos 10 millones de personas alrededor del mundo, y sus causas aún siguen siendo investigadas por los científicos de diferentes especialidades de la medicina.
Con relación a estas investigaciones, los científicos del Instituto de Tecnología de California en Estados Unidos, han realizado estudios recientemente en donde aseguran que el “Mal de Parkinson” no se origina en el cerebro, el corazón o la sangre, sino que tiene su punto de origen en los intestinos, lo cual guarda relación con los síntomas previos a la manifestación de la enfermedad.
Uno de los autores de dicha investigación es Sarkis Mazmanian (2018) quien asegura que “por primera vez hemos descubierto un vínculo entre el microbioma intestinal y el Parkinson, por lo cual consideramos que las enfermedades neurodegenerativas podrían tener su origen en el intestino y no solo en el cerebro, lo que abre nuevas posibilidades de tratamiento”.
De allí que, existen algunos síntomas digestivos que se presentan al inicio de la enfermedad, que van desde la observación de una flora intestinal alterada, con problemas gastrointestinales y estreñimiento crónico, lo cual podría ser la causa de que el cuerpo tiemble y se presenten otros efectos motores característicos de las personas que padecen esta enfermedad. Específicamente, la flora intestinal, según el estudio, condicionaría la intensidad de los problemas motores que hacen que dicho mal sea progresivo y degenerativo.
En otro estudio llevado a cabo por la University College London en Inglaterra, los investigadores encargados del mismo, demostraron que además de los problemas motores los afectados presentaban problemas neuropsiquiátricos, tensión baja, mareos, trastornos del equilibrio corporal, así como depresiones frecuentes, trastornos de ansiedad y cansancio crónico.
Por otra parte, estos investigadores han realizado experimentos relacionados con las denominadas “terapias neuro protectoras”, las cuales según los especialistas podrían aplicarse contra la muerte celular, con la finalidad de lograr la detección de dicha enfermedad en una fase temprana.
Como hemos dicho anteriormente, existen numerosas investigaciones dedicadas a encontrar las causas que originan esta enfermedad, para posteriormente dirigir las acciones hacia la cura y prevención de la misma. Una de estas investigaciones es la realizada en Nicaragua, la cual está relacionada con estudios a nivel epidemiológico, con lo cual se pretende encontrar biomarcadores que permitan determinar un diagnóstico precoz o determinar las personas en riesgo, lográndose avances significativos en los estudios genéticos, en el área de estimulación cerebral profunda y células madres.
Dicha estimulación cerebral profunda, se trata de una operación quirúrgica donde se utiliza un dispositivo similar a un marcapasos cardíaco, que envía señales eléctricas para llegar a las áreas del cerebro que controlan el movimiento y el dolor. De esta manera, para lograr la estimulación el cirujano trata de activar el cerebro con electrodos, a través del implante de un generador bajo la piel en la clavícula, el cual envía impulsos eléctricos a las áreas correspondientes en el cerebro e influye en ciertos procesos, mejorando la capacidad motora del individuo que padece la enfermedad.
Otro avance significativo es el logrado a través de un estudio que fue publicado en la Revista The Lancet Neurology, donde se explica que mediante una técnica de diagnóstico por la imagen, se puede aplicar una tomografía por emisión de positrones (PET), a través de la cual se podría detectar de forma precoz enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Es así como, a través de la realización de esta tomografía en pacientes con trastornos del sueño que aún no tienen síntomas típicos de la enfermedad, se puede observar la inflamación y la falta de dopamina en el cerebro, que es lo que provoca el Parkinson.
Dentro de los estudios de interés realizados a nivel mundial, se encuentra el desarrollado por el Centro Integral de Neurociencias HM (CINAC) de Madrid, que se basó en la utilización del ultrasonido focal de alta intensidad, llamado HIFU, colocado en el núcleo de una estructura profunda del cerebro llamada “subtalámica”, el cual repercute positivamente en las distintas manifestaciones motoras del Parkinson.
También es conveniente mencionar el estudio presentado en la 70ª Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología, que se celebró en abril del 2018 en Los Ángeles, California, donde se explica que las lágrimas podrían contener pistas de la presencia de esta enfermedad.
Es así como los investigadores buscan posibilidades terapéuticas por todo el mundo, y muchos de ellos sostienen que el paciente afectado puede hacer que el curso de la enfermedad cambie o por lo menos que no se desarrolle tan rápido, partiendo de la base de investigaciones neurológicas mediante las cuales se ha demostrado que el avance de la enfermedad es significativamente más lento en las personas que adoptan una postura positiva y preventiva.
Por lo tanto, aquellas personas que se mantienen activas, se motivan a llevar una vida social, a hacer ejercicios como la natación, caminatas o yoga, actividades que contribuyen a reducir el estrés, pueden frenar el avance de la enfermedad y retrasar la llegada de los síntomas más fuertes como los temblores y la falta de movimiento.
Además, los especialistas aseguran que el Parkinson no es mortal, pero a medida que los síntomas empeoran pueden provocar incidentes que resulten mortales, como por ejemplo, la dificultad para tragar que debilita a la persona y/o provoca que se aspiren alimentos e ingresen en los pulmones, lo que da lugar a neumonía u otras afecciones pulmonares. Por otra parte, la pérdida del equilibrio puede causar caídas que provocan lesiones graves o la muerte.
ALFA