Panajachel es un pueblo guatemalteco ubicado en el departamento de Sololá, el cual se rige como uno de los rincones a explorar por los más aventureros. En el altiplano mesoamericano, y a orillas del imponente lago Atitlán, Panajachel se alza sobre más de 1500 metros sobre el nivel del mar, celebrando el cruce de las culturas centroamericanas con las tradiciones europeas de los tiempos de la Conquista.

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Panajachel promete diversión sin igual para quienes se atrevan a explorar sus rincones naturales, tal como lo son el puerto de Tzanjuyú, o también, a deslumbrarse con las Fiestas Franciscanas que honran a su patrono, San Francisco de Asís, durante la primera semana de cada octubre. Un centro turístico detenido en el tiempo que logró florecer entrado el siglo XXI, Panajachel cuenta en la actualidad con variadas opciones de hospedaje y recreación que a continuación podrá conocer.

El arqueológo Alfred Maudslay visitó Panajachel en 1892, quedando maravillado con la joya geográfica que resguardaba el altiplano guatemalteco. “Situado en una planicie formada por un rápido riachuelo que surge de una estrecha ranura en las montañas, y que ha dividido la tierra en la forma de un abanico abierto de aproximadamente una milla de largo hasta llegar a la orilla del lago de Atitlán” forma parte de la descripción que Maudslay le otorgó a Panajachel en su libro “Un vistazo a Guatemala”.

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Una villa dividida entre el lago Atitlán y las cordilleras volcánicas, la población local de Panajachel tenía como materia prima el cultivo de diversos alimentos y frutos naturales. Estas prácticas se mantienen en la actualidad, resultando una imagen representativa del medido provecho que puede tenerse de la madre Tierra.

En el mercado local, ubicado en la calle central llamada Santander, podrá encontrar otra de las prácticas arraigadas, el tejido artesanal. Mantos de coloridos tonos que podrá ver dispuestos junto a las manos creadoras de las tejedoras de Panajachel. Además, la maravilla de la artesanía también se refleja con la muestra de diferentes objetos decorativos que tienen para ofrecer.

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Para los amantes de la naturaleza, disfrutar de Panajachel representa algo más que un rincón desconocido donde maravillarse por las expresiones artísticas originales. Partiendo en lancha desde el puerto Tzanjuyú se logran visitar otras pequeñas localidades que rodean a Atitlán, a la vez, que una caminata de exploración basta para poder conocer la maravillosa reserva natural de Panajachel.

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Abierta desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, la Reserva de Panajachel cuenta con vegetación tropical, agraciada por varias cascadas. A su vez, la geografía radical permite la realización de senderismo a lo largo de sus 8 caminos. Con plataformas dispuestas para el disfrute del panorama natural, en la reserva de Panajachel conviven diferentes especies de monos, aves, e incluso, refugio de sin número de mariposas. El recorrido ha de finalizar con el uso de las tirolesas par luego descansar del recorrido en la playa artificial dispuesta en la reserva, lo que configura un paseo con diversión sin medida.

ALFA

20 comentarios de “PANAJACHEL: EMOCIÓN POR DOQUIER

  1. María Nieves dice:

    Quede maravilla con este post, por favor publiquen más cosas de viaje. Saludos desde Venezuela!

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