El misterio de Machu Picchu recae en el origen de las maravillas estilísticas y arquitectónicas que en su extensión resguarda. Ubicada a 2940 metros sobre el nivel del mar de la vertiente oriental de cordillera andina, Machu Picchu se rodea de un halo mágico que ha fungido como principal magneto atrayente de cientos de turistas a nivel mundial.
Calificado como un santuario histórico, Machu Picchu traduce a la lengua quechua como “Montaña Vieja”. Su construcción data antes del siglo XV, mientras era poblado por la tribu indígena Inca, originaria del Perú. El primer misterio que surge sobre Machu Picchu es en torno a su función.
De acuerdo a los primeros documentos que le describieron, este templo fungió como residencia del rey inca, Pachacútec, entre los años 1438 y 1470. No obstante, investigaciones arqueológicas han determinado que varios edificios, de hecho, los mejores, fueron edificados antes de la llegada de Pachacútec, siendo estos dirigidos como centros ceremoniales.
Uno de ellos es reconocido como el Templo del Sol. Esta edificación está realizada en bloques labrados, que en un inicio fue descubierta cerrada como un mecanismo específico de seguridad. De acuerdo a las investigaciones, el también conocido como “Torreón” era usado en solsticio de junio y se reconoció que fue edificado sobre una cueva forrada con mampostería fina, lo que lo determinaría como un mausoleo, posiblemente del mismo Pachacutec que reposó ahí hasta la llegada española. En una de sus ventanas, se hallaron rasgos de haber tenido incrustaciones que fueron arrancadas, en algún momento de las etapas que atravesó el descubrimiento inicial de Machu Picchu.
Junto a estos referentes, el espectáculo de arquitectura e ingeniería que representa Machu Picchu crea nuevas teorías sobre su misterioso parecer. El haber sido construida en base de piedra, entre dos fallas geológicas constantemente activas, además de las torrenciales lluvias que se registran durante todo el año han hecho de Machu Picchu, una obra magnífica en cuanto ingeniería hidráulica y de suelos.
Por otra parte, los materiales usados y los estilos empleados remarcan más aún el nombre de Machu Picchu. Extraído de las canteras aledañas, las edificaciones de Machu Picchu están hechas a base de granito blanco, con una dureza de entre 6 a 7 grados, mismas que fueron abrasadas con arena y percusión. Sobre los detalles de estilo, los edificios de Machu Picchu se rigen por jugar con formas trapezoidales, cilíndricas, y rectangulares, que entre sí guardan una armonía y simetría única, pero que representa un enigma de las herramientas que habrían sido necesarias para este tipo de trabajo, en una época, durante la cual no existía más que el desarrollo del entonces primer mundo.
Además de ser una de las siete maravillas del mundo moderno, desde 1983, la Unesco reconoció a Machu Picchu como Patrimonio de la Humanidad. Al igual, por ser considerada una reserva cultural y ecológica, Machu Picchu recibió la denominación de Santuario Histórico, y asegurando su nombre como imponente monumento suramericano.
ALFA