El misterioso y hermoso castillo del conde Drácula es una joya medieval que se mantiene en la actual Rumania. Siendo un atractivo turístico, por la imponente fortaleza con que se mantiene, el verdadero nombre del castillo es el Castillo de Bran, y este sirvió de inspiración para el autor, Bram Stoker, al escribir su famosa novela, “El Conde Drácula”.
Abraham «Bram» Stoker nació en noviembre del año 1847 en la ciudad de Dublín, Irlanda. Su vida literaria es recordada por los retratos de terror y horror que mágicamente describió en cuentos y novelas. Su trabajo más icónico resultó ser la de un temible Conde que bebía la sangre de sus víctimas para poder vivir.
El verdadero ambiente que ameniza la novela de Stoker se encuentra situado a poca distancia de la capital de Transilvania, Brasov. Reconocido como un monumento nacional, el castillo de Bran representa uno de los puntos álgidos en la actividad turística. Además de la extraordinaria arquitectura con la que fue edificado, la novela de Stoker le ha catapultado como una joya para aventureros intrépidos, ansiosos de estar cerca de la inspiración del famoso, Conde Drácula.
El castillo de Bran se mantiene sobre la frontera de Rumania y Transilvania. Parte de su estructura original fue víctima del ataque de hordas tártaras, por lo que el rey, Luis I de Hungría, ordenó la reconstrucción de las zonas afectadas en el año 1377, con motivo de proteger a la región de Valaquia, y fortalecer su actividad comercial.
Una vez que el castillo de Bran fue parte de la soberanía de Rumania, la joya arquitectónica pasó a formar parte de la residencial oficial, por lo que, la reina Marie de Rumania inició la redecoración de la fortaleza medieval, con algunos de sus más valiosos objetos. El ser aficionada a la historia local y a las artes del diseño, le otorgó al castillo de Bran un valor exponencial.
De la mano del arquitecto real, Karel Liman, la reina Marie ordenó la recuperación de la estructura medieval, siempre conservando el estilo de fortaleza militar. Facilitando el acceso con nuevas escaleras, además de dotar al castillo de electricidad y agua corriente, la reina Marie, incluso ordenó la construcción de un ascensor que tuviera como destino el imponente jardín de Bran.
El interior del castillo fue decorado con muebles del renacimiento italiano, así como con objetos de gran valor histórico para Rumania, jugando a ser un ambiente cómodo y rústico a la vez. Como parte agregada, el castillo de Bran cuenta con anexos de gran hermosura estética como los son casas para invitados, llamadas “La Casita de la Princesa Yleana”.
Una publicación de Forbes valoró el castillo de Bran en 140 millones de dólares, ello gracias a los ingresos de atractivo turístico que genera a nivel mundial. Los actuales dueños, la familia Von Habsburg, mantienen en colaboración con las autoridades para poder mantener el castillo de Bran abierto, mientras deslumbra de misterio y hermosura a sus curiosos visitantes.
ALFA