La misa negra es una de las prácticas más comunes entre quienes dicen adorar a Satán. Aunque seguramente no existe un rito único, suele tratarse de una parodia de la misa cristiana. En ella se usan velas, campanillas, una espada, crucifijos invertidos y cálices llenos de licor o esperma donde se sumergen hostias. Las oraciones son una burla de las originales cristianas y, a menudo, se entonan al revés. Los integrantes, además, llevan a cabo actos sexuales y, en los casos más violentos, pueden incluso llegar a cometer asesinatos rituales.
La misa del catolicismo
Para entender el tema primero se debe comprender el ritual tradicional, así como los diversos elementos involucrados. Más abajo, encontrarás una comparación con la misa negra.
El altar del sacrificio
Se trata de un altar, generalmente hecho de piedra, que simboliza el sacrificio de Jesucristo para la salvación de la humanidad – también hace referencia a las historias de sacrificios animales presentes en el Antiguo Testamento. Sobre este altar podemos encontrar un cáliz que sirve como contenedor para el vino que simboliza la sangre de cristo.
Personajes ilustres
En las iglesias católicas es bastante común encontrar vitrales con escenas del viacrucis (el nombre que le dieron a la trayectoria que siguió Jesús desde que lo condenaron hasta su muerte en la cruz). Además, en estas representaciones también se incluyen detalles sobre la vida de los santos y de la virgen María, que sirven de ejemplo para los fieles.
El arte sacro
Al interior de una iglesia podemos encontrar cuadros, esculturas y los antes mencionados vitrales esparcidos por las paredes para recordar aquellos momentos destacados en la vida de Jesús y de los santos. Mantas blancas decoradas cubren el altar y el púlpito. La iluminación típicamente es blanca.
La misión de los fieles.
Las misas católicas generalmente se llevan a cabo durante el día o al atardecer. A los católicos se les orienta a asistir a estas celebraciones, al menos, una vez por semana (preferentemente los domingos). También se les recomienda el bautizo, la primera comunión y la confesión una vez al año.
Un espacio santo.
En cada templo católico se deben cumplir algunos requisitos para que se le considere como tal: un altar, un santuario cerrado con llave (y permanentemente iluminado por una lámpara pequeña) donde se guardan las hostias y un ostensorio colocado en el sitio de representación.
Las oraciones.
Hasta la década de 1960, las oraciones hechas en misa eran en latín. En el 2007, el papa Benedicto XVI liberó la práctica una vez más. Independientemente del idioma, las oraciones siguen un formato donde se organiza la liturgia en cuatro fases – los ritos iniciales, liturgia de la palabra, liturgia eucarística y ritos finales.
Los asistentes.
Corresponde a los diáconos (personas con preparación para sustituir al padre), acólitos (jóvenes auxiliares) y líderes organizarse para cuidar la limpieza de la iglesia, la decoración, los cantos y la lectura de los pasajes de la Biblia.
Los celebrantes.
Los padres son los encargados de conducir la celebración. Ante la falta de estos, los diáconos pueden asumir el cargo, pero no tienen autorización para bendecir la hostia – por este motivo las que usan ya están consagradas.
La misa negra
Estos rituales imitan a las misas católicas hasta en los más mínimos detalles.
El altar del mal
También está construido de roca, idealmente oscura. En la ceremonia se simula la muerte de Jesús, pero sin la resurrección: el hijo de Dios es tomado prisionero y derrotado por demonios y fuerzas malignas que, según la creencia de los satanistas, terminarán superando al creador. El cáliz es dorado y presenta diversos símbolos satánicos.
Los celebrantes
Además de lanzar ofensas a los principales santos del catolicismo, el templo está dedicado a algunos demonios retratados a través de esculturas y pinturas. Tradicionalmente, la tríada satánica de Belcebú, Lucifer y Astaroth es la más homenajeada. Los presentes toman como referencia la Biblia satánica, de Anton LaVey. Es de este libro de donde salen las oraciones y los pasajes usados en las celebraciones.
Decoración al revés
Allí se exhiben pieles y cabezas de animales muertos, velas negras y lámparas oscuras. Las pequeñas ventanas son cubiertas y las mantas deben ser de color negro. En la pared, una serie de pentagramas e imágenes apócrifas muestran diversos insultos contra los santos católicos.
Los adoradores del mal
Se trata de los seguidores de Satanás y sus demonios. Raramente pueden encontrarse personas ateas en estos sitios, pues los participantes deben creer en algún tipo de entidad sobrenatural – en este caso, fuerzas malignas capaces de proporcionar atracción sexual, poder o dinero.
La misa negra suele definirse como un ritual que reinterpreta la misa católica a través de la profanación de la simbología cristiana. Durante su celebración, se invierte la cruz en la que murió el Mesías, se mancilla la hostia, se adora a Satán y se maldice a Cristo. Para algunos representa una forma de tejer alianzas con entidades espirituales malignas; para otros, es un modo creativo de expresar su disenso con el statu quo. Pero, ¿sabemos exactamente cuándo se celebró la primera?
En la época romana y antes de que el cristianismo se adoptase como religión imperial, circulaban noticias sobre las presuntas transgresiones que los cristianos, entonces perseguidos, realizaban durante sus rituales.
Entre los adeptos del paganismo romano se percibía la eucaristía como una celebración dominada por el canibalismo y las orgías sexuales. Resulta llamativo que, más de un milenio más tarde y después de que el cristianismo se consolidase como una de las religiones predominantes en Occidente, fuese la mismísima Iglesia la que acusase a otros grupos religiosos del mismo pecado.
Así, en la Edad Media circularon rumores de que judíos y heréticos se dedicaban a execrar la hostia. Se acusó a los cristianos gnósticos de realizar la eucaristía con fluidos corporales y a los maniqueos de ofrendar esperma, mientras que se decía de los luciferinos que parodiaban el padrenuestro y celebraban bautismos en nombre de Satán. Todas estas acusaciones de ritos obscenos tienen un punto en común: parten del ritual de la eucaristía y de la celebración regular de la misa para construir su particular versión de lo blasfemo.
En estas denuncias de aquelarres y cultos demoníacos encontramos las semillas de las posteriores celebraciones satánicas, pero la misa negra como tal surge en pleno siglo XVII. Hasta entonces, el imaginario de jueces e inquisidores había estado dominado por la idea de que las reuniones nocturnas en las que las brujas adoraban.