La madre Tierra está llena de riquezas naturales, entre ellas las piedras preciosas, en las que la naturaleza trabaja durante miles y millones de años para formarse, en el caso del diamante su proceso de formación comienza en el manto terrestre, donde hay una abundancia de átomos de carbono que se funden por las altas temperaturas, para transformarse en rocas nuevas cuando la intensidad del calor disminuye, luego emergen de las profundidades por medio de actividad volcánica; por siglos ha existido la creencia de que no hay material más duro que el diamante, pero en la actualidad su titularidad dejó de ser una realidad.
Un equipo de investigación de la Universidad de Yale consiguió un nuevo material llamado Carbono-M, de una dureza similar al diamante para ser utilizado en aplicaciones industriales y electrónicas, luego de varios experimentos en el que se confirmó la existencia de una forma de carbono existente comprimiendo el grafito a elevadas presiones; el líder de la investigación es el profesor Kanani K. M. Lee, quien señaló lo siguiente, «Nuestro estudio muestra que el carbono-M es tan extremadamente compresible y duro, rivalizando con las propiedades extremas de los diamantes, que es capaz de dañar al diamante».
Otro mineral es la lonsdaleíta que es un material 58% más duro que el diamante, pero se obtiene de la colisión de un meteorito con la tierra, donde la composición básica del meteoro sea de grafito, gracias a la fuerza del impacto y el calor generado, el grafito se transforma en un material parecido al diamante, pero manteniendo la estructura cristalina hexagonal del grafito; también puede ser sintetizado en laboratorios sometiendo al grafito a altas temperaturas y presiones; este material también es conocido como diamante hexagonal.
A partir de una sustancia formada por carbono puro nace el grafeno, más ligero que el aluminio y 100 veces más fuerte que el acero, que supera la dureza del diamante; en uno de los numerosos estudios que se realizan sobre este material, se logró por accidente transformar el grafeno en un fragmento de platino con una delgada capa de diamante en el exterior, pero que no posee la forma natural del diamante que se forma por millones de años en lo profundo de la Tierra, uno de los posibles usos que consideran los científicos es el de crear moldes de diamante.
Numerosos estudios se realizan cada día para descubrir materiales que resulten más resistentes, a través de la nanotecnología los avances son increíbles, el caso del “carbino”, considerado como un supermaterial, más duro, flexible y resistente que el diamante; las expectativas en el campo científico son las del potencial y las propiedades que tiene este nuevo material para dispositivos de almacenamiento masivo.
En definitiva, podrán descubrirse materiales más duros, pero los diamantes seguirán siendo, junto con el oro, los más codiciados para la industria de la joyería, su belleza es insustituible y en prendas como, los anillos, aretes, cadenas y pulseras lucen hermosos.
ALFA