Esta piedra fue la más utilizada por los pueblos de mesoamérica, era señalada como símbolo de vida y su valor era considerado mayor que el oro. Cada cultura presente en aquel momento en esta parte del mundo, le daba al jade una connotación y utilización diferente.

La cultura olmeca fue la primera en rendirle tributos al jade, pues para ellos representaba la imagen de la serpiente emplumada. Los olmecas fueron los pioneros en el arte de tallar piedras de jade.

Los mayas también le hacían reverencia, pero tenían preferencia por los tonos más  oscuros de la piedra. En su civilización simbolizaban los recursos más esenciales: el agua y el maíz. Los pertenecientes a la alcurnia de esta comunidad, eran sepultados con incrustaciones de jade en los dientes, para que su grandeza y poder fueran reconocidos incluso después de la muerte.

La piedra jade era llamada por los aztecas como “chalchihuite”; para ellos, esta gema era mucho más preciada que el oro, decían que “el oro es valioso, pero el jade no se puede valuar”. Los aztecas también aprendieron a labrar en jade, algunos realizaban las figuras de los dioses a quienes les rendían reverencia, mientras que otros esculpían las máscaras y adornos que utilizarían en dichos rituales.

La cultura mixteca, “los hijos de las nubes”, se encontraban divididos en dos reinos, los cuales se unían en paz, apartando sus disputas, únicamente para asistir a las grandes peregrinaciones. Las mismas se ejecutaban en el centro de ceremonia Autlán; ahí el sacerdote principal revelaba los propósitos de los dioses, venerando una piedra jade del tamaño de un puño, la cual llevaba por nombre “el corazón del pueblo”.

Los señores de las cuevas, los zapotecas, idolatraban al Dios Murciélago. Para el año 1930, se descubrió la máscara de este Dios, la cual estaba integrada por 25 teselas de jade talladas y ensambladas a la perfección.

Los mocayas, “la cultura abuela”, fueron los primeros en desarrollarse culturalmente. Luego de haber dominado los métodos de la siembra, el cultivo y la cosecha del maíz, además de las técnicas de alfarería y la elaboración de utensilios de barro, procedieron a practicar como esculpir figuras en jade, haciendo en ellos figuras de los animales presentes en el entorno.

Una de las piedras de jade más grande, se encontró en los territorios mayas, específicamente en Altunha, lugar conocido como la tumba verde, en el cual yacían más de 300 gemas de jade. El peso de esta gema era de 5 kilos. Su tallado representa la imagen de un ave celestial, que cubre la cabeza del Dios del Sol, Kinich Ahau. En la actualidad, esta impresionante piedra se encuentra desaparecida, desde que se trasladó al Palacio de San Ildefonso en México D.F.

El jade ha sido parte de nosotros desde hace muchos años, siendo apreciado y valorado por los ancestros de diferentes culturas. Cada tribu lo alababa a su manera, pero siempre era admirado. El jade posee una gran conexión con el universo, por eso eran, son y siempre serán importantes.

ALFA

5 comentarios de “MESOAMÉRICA Y EL JADE: ¡SIETE CULTURAS, UNA SOLA PIEDRA!

  1. Ángelo Bolívar dice:

    En Guatemala, existe un Museo del Jade. Aquí se explica su historia, como es el comercio de esta gema y sus cualidades curativas.

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