¿Qué se presenta primero: el exceso de peso corporal o la escasez de autoestima? ¿Cuál es la causa y cuál el efecto? Hasta ahora parecía claro que cuantos más kilos pesa una persona más posibilidades tiene de sentirse descontenta con su aspecto y consigo misma. Pero al parecer no siempre ocurre así, de acuerdo con una investigación británica.
La autoestima es el sentimiento de aceptación y amor hacia uno mismo, que va unido al sentido de competencia y valía personal. Puede definirse como la idea que una persona tiene de sí misma.
Cuando este amor propio se halla en un nivel adecuado, se convierte en el motor de la persona, le impulsa a seguir adelante y la motiva a conseguir lo que se propone. Es un sentimiento positivo, generador de confianza y entusiasmo, que contribuye a su realización, felicidad y éxito personal y social.
Pero las personas con una autoestima baja, se sienten infelices y se castigan privándose de oportunidades. Sus energías se encuentran como aliadas, evitando que demuestren sus aptitudes, porque una parte de su conciencia funciona como enemigo interior. Dado que se consideran indignas de cariño y sin cualidades positivas, los individuos con baja autoestima se sienten culpables, con sentimientos de inseguridad y vergüenza.
La obesidad o el sobrepeso son otros de los factores que suelen hallarse en el origen de muchos casos de baja autoestima, pero lo que se ignoraba y sorprende, que descubrieron investigadores del Kingís College de Londres, es que también puede ocurrir a la inversa: que la gente con baja autoestima tenga más probabilidades de engordar o volverse obesa.
Los investigadores británicos encontraron que los individuos que se presentaban una baja autoestima a los 10 años, tendían a ser más gordos al llegar a la adultez, un fenómeno que tiene un impacto más fuerte en las mujeres.
Según estos expertos, los niños con una baja autoestima, con sentimientos de menor control sobre sus vidas y que se preocupan más a menudo, tienen más probabilidades de engordar en las dos décadas siguientes.
Los problemas emocionales de la infancia juegan un papel en la obesidad adquirida posteriormente, junto con otros factores como los indicadores de peso paterno y materno, la dieta y el ejercicio. La obesidad siempre ha sido considerada un trastorno médico metabólico, pero se ha descubierto que los problemas emocionales, son un factor de riesgo de obesidad.
No obstante, la relación entre obesidad y autoestima, no es igual en todas las personas, como muestra un estudio de la Vocalía de Alimentación del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, España, según el cual la gente obesa se ve mejor a sí misma que la percepción que sobre ellas tienen aquellos que exhiben un peso normal acorde a su edad, sexo y estatura.
Ya que conoce esta información, utilícela en su beneficio; no sólo debe cuidar su cuerpo para sentirse a gusto consigo misma, sino que también debe desarrollar su amor propio y la aceptación hacia usted, para que se vea mejor.
ALFA