El masaje shiatsu es cada vez más popular entre los padres que desean que los niños de la casa sean tratados con métodos alternativos que puedan realizar ellos mismos sin grandes complicaciones. El shiatsu es una técnica milenaria de origen japonés basada en la medicina tradicional china combinada con la medicina occidental adoptada en Japón.
El shiatsu consiste en efectuar suaves presiones con los dedos (digitopuntura) sobre los 12 meridianos que surcan el cuerpo y que interconectan todos los sistemas del organismo (nervioso, digestivo, circulatorio, linfático) con las emociones, con la finalidad de equilibrar la energía vital y mejorar su flujo.
No existe límite de edad para aplicar el masaje shiatsu y la intensidad de la presión no causa daños, ya que se ajusta al umbral de dolor del paciente procurando nunca sobrepasarlo. Este tipo de masaje en niños mejora su sensibilidad ayudándole a concientizarse de su cuerpo y a vivir en armonía consigo mismo.
La técnica aplicada en bebés se aplica a modo de caricias, fortaleciendo el vínculo padres-hijo. Tanto en niños como en bebés, favorece el sistema digestivo reduciendo el riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales como cólicos y estreñimiento. Flexionar las piernas del niño hasta que las rodillas alcancen su pecho en repetidas ocasiones, presionar con el pulgar en el pliegue de la articulación del codo o entre sus dedos índice y pulgar le ayudará a mitigar problemas estomacales.
El shiatsu es una buena forma de estimular el sistema inmunológico incrementando la producción de anticuerpos. Asimismo, estimula el sistema nervioso central favoreciendo la concentración del niño, disminuyendo el estrés y los trastornos nerviosos o del sueño, e impulsando su desarrollo psicomotriz. Movimientos circulares en la cara interna del pie entre el tobillo y el empeine, o en la cara interna y externa del tobillo ayudarán al niño a recobrar la calma.
Este masaje mejora el tono muscular presionando suavemente a lo largo de la espalda y las extremidades, y favorece la apertura de las vías respiratorias. Con movimientos circulares del pulgar en el puente del pie del niño se estimula la expulsión de flema.
La forma ideal de aplicar este tipo de masaje es en total comodidad, tanto al vestir como en las posiciones a adoptar, y se recomienda que sean los padres o algún pariente cercano quien lo aplique para brindarle seguridad al niño o al bebé. Evítese hacer los masajes en aquellas ocasiones cuando el niño muestre malestar de cualquier tipo. Pueden hacerse dos o tres sesiones diarias, cuya duración variará en función de las necesidades del niño; no obstante, pueden ser de entre 5 y 10 minutos de duración si se trata de un bebé, o de 20 a 30 minutos si el niño tiene más de un año de edad.
El masaje shiatsu es una excelente alternativa para ayudar a nuestros niños a canalizar su energía previniendo afecciones que puedan desencadenar males mayores. Y aunque su efectividad ha sido comprobada a lo largo del tiempo, su uso no sustituye la consulta pediátrica.
Muy buena alternativa, además incrementa el lazo entre padres y niños por el contacto.