¿Le aterra la sola idea de invitar a casa a sus seres queridos? Estas sencillas reglas le ayudarán a que su próxima reunión sea todo un éxito. Descubra los principales mandamientos para ser la anfitriona perfecta.

Lo primero que debe hacer es sacar su lápiz para empezar a planear hoy. Cuanto más tiempo tenga antes del gran día, más podrá adelantar sus compras y la preparación de sus platos, en vez de correr en el último momento.

El primer paso consiste en hacer tres listas maestras: una de invitados, una con el menú y otra de compras, las cuales le ayudarán a tener presente todo lo que necesita para la fiesta. Guarde las listas en su billetera o agenda para que sepa en todo momento exactamente qué necesita comprar y cuántos invitados han confirmado su asistencia.

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Compre con inteligencia: La manera más sensata de hacer las compras para una fiesta es por etapas. Divida su lista de compras por tienda y compre cuanto antes todos los artículos imperecederos que necesite.

Haga lo más que pueda con la mayor antelación posible. No tiene ningún sentido esperar hasta los últimos días antes de la fiesta para cocinar, especialmente cuando en su menú hayan platos que puedan prepararse por adelantado, congelarse y recalentarse después.

Una palabra distingue a los anfitriones seguros de sí mismos de los que juran que nunca más, mientras vivan, volverán a tener invitados: «Ayuda». Mientras más grande sea su fiesta, más ayuda necesitará. Piense en contratar meseros y otros ayudantes que limpien después de la fiesta. Pero si realmente quiere ahorrar dinero, la principal fuente de ayuda en su hogar debe ser la familia.

No complique el servicio: El complicado servicio que consiste en pasar los platones, conocido como servicio francés, debería dejarse a los franceses. A menos que cuente con un ejército de meseros a sus órdenes, lo mejor es el autoservicio.

Para un número reducido de invitados, una buena opción es colocar toda la comida, al estilo bufé, sobre la mesa principal, y asignar otra mesa para las bebidas. Sin embargo, si la fiesta es grande, quizá resulte necesario poner varias mesas de comida para que no acabe todo el mundo apretujado en un solo lugar.

No entre en un frenesí de limpieza: No intente limpiar su casa de cabo a rabo antes de su fiesta. Concéntrese en las habitaciones que sus invitados van a ver y usar, y cierre las puertas de las demás. Hay, no obstante, un lugar que sí debe estar impecable: el baño. Ésta es la habitación por la cual sus invitados juzgarán la limpieza de toda la casa.

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El último mandamiento es lo más difícil, y a la vez, lo más importante que un anfitrión debe hacer: divertirse. Sus invitados nunca sabrán que olvidó los pepinos para su ensalada o que compró el postre en una tienda. Y si llegan a darse cuenta, es probable que no les importe. Así que respire profundo antes de recibir a su primer invitado… y relájese. Se va a divertir.

ALFA