A veces ocurre que una familia tiene en sus antecedentes enfermedades o condiciones malignas, que ante la observación médica son consideradas como situaciones hereditarias. Este punto de vista tiene algo cierto, provienen de nuestro pasado. Lo que pocos conocen es que tienen un por qué y no se limita a complicaciones de salud. Son llamadas bíblicamente como maldiciones generacionales y se requiere de un gran compromiso familiar para quebrantarlas; pero si es posible conseguir la liberación de ellas y gozar de una vida normal.
Cuando se asiste a las consultas con algún especialista de salud, usualmente preguntan si tenemos algún familiar con problemas de característica trascendente. Son muchas las afecciones que forman parte de este castigo permitido por Dios; solo algunas de ellas son el cáncer, la artritis y la diabetes. Pero como ya se había mencionado, no solo se manifiestan en complicaciones de bienestar, también puede haber un ciclo familiar en la cual se presenten accidentes o tragedias de cualquier tipo.
Los vicios de igual forma pasan de generación en generación; uno de los más sabidos es el alcoholismo; aunado a esto, los hechos agresivos, fallecimientos prematuros y la pobreza económica acompañan a esta condena. Son causados porque algún ancestro de nuestra línea de sangre cruzó el muro del pecado, al participar en alguna secta relacionada con el ocultismo y la hechicería. En resultado, el bienestar de las siguientes generaciones se ve afectado por los males ya expresados.
Pero como no es correcto que seres inocentes paguen por los errores de nuestro pasado, Dios ofreció una oportunidad para volver a ser bendecidos con su misericordia. Sin embargo, lo que debemos hacer requiere de la participación de cada integrante de la familia, para que el poder de Cristo cubra y purifique todas las generaciones presentes.
Esto será un voto de fe alzada al cielo por medio de una oración. Cada integrante debe arrodillarse y tomarse de las manos, formando un círculo en el suelo. Es preferible que el espacio sea amplio y que no tenga objetos que incomoden el libre movimiento. Aunque no se tiene una vestimenta específica para dicha imploración, es recomendable que sea cómoda y de un color claro.
Las palabras que deben mencionar deberá reflejar el compromiso que la familia acepta con el Rey Supremo; deben confesar sus pecados y los cometidos por sus familiares de hace diez generaciones atrás, mostrando el sincero arrepentimiento de los actos y pensamientos indebidos hasta el momento; además de asegurar ser fieles a su alabanza y religión.
Se debe resaltar que esto puede romper la maldición pero no asegura que permanezca de esa forma; para ello, se necesita que las generaciones presentes y próximas supriman de su vocablo el lenguaje negativo. Los comportamientos que se efectúen deben reflejar el cumplimento de su promesa.
En otras palabras, es posible resguardarnos de nosotros y nuestra descendencia, solo debemos ser leales a nuestro creador y a la palabra de nuestro compromiso. No hay por qué padecer los efectos de daños que hicieron otros.
Muy bueno. Las palabras negativas no deberán hacer vida en nosotros.
El poder de la fe en la palabra puede romper cualquier condena
Gracias. Mi familia tiene uno de esos ciclos, me complace saber que poder librarnos de él.
Asombrosa la forma en la cual Dios nos guía a su camino. Debemos respetar su palabra.
Desconocía mucho sobre este tema, es decir sabía que podían heredarse mas no el por qué ocurría.