La palabra magia siempre  ha estado asociada a todo aquello que se relaciona con el ocultismo, esoterismo, magos, hadas, brujas, entre otros. Obviamente, esto tiene que ver con el significado de este término, cuyo concepto, en principio habla del conjunto de hechizos, rituales o conjuros sobrenaturales que se practican para lograr el bien o el mal ante el deseo de obtener algo extraordinario y fuera de lo normal. Por lo tanto, si usted es de las que piensa que la magia es posible, siga leyendo y entérese, de las interesantes diferencias entre la magia blanca y la magia negra.

Desde mucho tiempo atrás, las personas han acudido a las llamadas brujas, adivinos y, antiguamente, a los chamanes, bajo las creencias de que estos expertos podrían ayudarles a mejorar aspectos particulares de sus vidas.

Hoy día, no es distinto, se podría decir, que esas creencias han proliferado muy a pesar de ciertas religiones, que vetan la magia por considerarla directamente emparentada con el maligno, con poderes demoníacos totalmente prohibidos por dios.

Igualmente, la cantidad de individuos que en la actualidad viven de esos servicios esotéricos son  bastantes y aseguran, que si pueden lograrse efectos positivos, acciones, mejoras, e incluso infortunios, daños, etc., según lo que usted desee si se les contacta y paga una buena fortuna para tal propósito. Pero ¿qué hay de cierto sobre esto? ¿Es posible usarse la magia con intenciones buenas o malas?

Para comenzar, el origen de la palabra magia proviene del antiguo persa «magush» de la raíz «magh» que significa -tener poder- y se define como el arte de conjurar los poderes ocultos de la naturaleza para conseguir un beneficio o lograr un daño.

Por su parte, Herodoto, decía que derivaba de los magos, Tribu meda, que se destacaban por el conocimiento de la astrología, adivinación y otras artes ocultas parecidas. Lo cierto es, que ya para la época se establecía, además la diferenciación entre la magia blanca y la magia negra.

Según los ocultistas, la magia blanca va de la mano con las acciones y resultados benéficos como la prosperidad, la sanación y todo lo positivo que lleve hacia la bondad y la luz; normalmente se usan hechizos de buena suerte, sortilegios de protección, invocaciones de entidades protectoras.

Asimismo, la magia negra está emparentada directamente con el mal. Se usa para producir daño, arruinar, vengarse, causar enfermedades y cualquier infortunio que tenga que ver con la oscuridad. Para ello, igualmente se hacen invocaciones, pero de entidades malignas y se recurren a sacrificios demoníacos.

Por consiguiente, los hechizos de magia negra incluyen sacrificios de animales, satanismo y nigromancia. Por todos lados este tipo de magia está relacionada con motivos malignos, razón por la cual la Biblia la destierra bajo cualquier posibilidad de práctica, de hecho no distingue entre blanca y negra; asume que es lo mismo, que magia es magia sin distinción y no es aceptada bajo ningún precepto.

A pesar de esto, algunos antropólogos, estudiosos e investigadores de los orígenes de la religión han asomado que dichos dogmas están basados en la magia como tal. Alguno de ellos son J. Fracer, E. B Taylor y H. Spencer.

Es probable que dichos estudios e investigaciones partan de experiencias etnográficas, y más recientemente de pruebas arqueológicas donde se demuestra, primero que nada el paralelismo entre magia y religión; segundo, la constante entre ellas, pero a veces oculta y medianamente tolerada y tercero, la prohibición y negación por parte de la religión.

Es que la religión habla de la enajenación por parte de los hechiceros, adivinos o brujos al entrar en contacto con tales fuerzas y auguran la perdición ante la tentación de los poderes que se pueden desarrollar. He allí la razón de la desaprobación.

Pero volviendo a las diferencias como tal, un punto importante es que la magia varía dependiendo de las necesidades de quién desee usarlas, esto quiere decir que va directamente relacionada con las intenciones del consultante y por consiguiente el resultado también. Por eso se dice que la mayor diferencia entre magia blanca y magia negra es la intención y el resultado.

De esta forma se involucra una parte moral que es la que ponen en el tapete algunas religiones; pues el individuo que por fuerzas naturales tiene el don y la habilidad de practicar cualquiera de las técnicas mágicas que hoy día han proliferado, debe pensar bien la decisión de hacer el bien o el mal, pues la ley del karma está allí para recordar que toda mala acción se devolverá.

Finalmente, esté consciente que «un guerrero de luz no necesariamente tiene sensibilidad mágica. Pero la tenga o no, lo claro es que sus puertos de acceso espiritual solo son compatibles con la energía de la luz»(Tomado de la Gran Hermandad Blanca). Esto dice que solo se necesita creer y confiar en dicha energía, y que no importa lo que cualquier persona haga, pues no existe poder alguno o magia negra que dañe su fortaleza espiritual.

ALFA