Luxemburgo, un pequeño y prácticamente desconocido país del noroeste de Europa, y que pertenece a la Unión Europea, es definitivamente un destino curioso. En este país se hablan tres idiomas, dependiendo del distrito en el que se encuentre, podrá encontrarse con carteles y señales en alemán, francés o belga, que son los países que limitan con este pintoresco estado.
Este pequeño país es el séptimo más pequeño de Europa, y el número 167 a nivel mundial. Su territorio, geográficamente, está dividido en dos partes, siendo el norte un territorio con un gran macizo montañoso de más de 500 metros, y el sur una llanura muy extensa.
Tiene un clima perfecto, no hay excusa para no visitarlo, ya que sus inviernos son frescos, y sus veranos son suaves y no demasiado calurosos. Luxemburgo es ideal para llenar su viaje de historia y de puro aire fresco y pueblerino.
Un lugar precioso para visitar en Luxemburgo es el casco antiguo de la capital, que lo trasladará de inmediato a la España del siglo XVI, gracias a que los Reyes de España y Soberanos de Luxemburgo, Carlos Quinto, Felipe II, los Archiduques Alberto e Isabel, y Felipe IV, estructuraron el centro de la ciudad, y se ha mantenido así desde entonces.
En las calles del casco antiguo de Luxemburgo se encuentran algunas de las más comerciales y animadas del país, y el corazón de este hermoso conjunto antiguo, la Place d´Armes o Plaza de Armas, en la que podrá disfrutar de sus espectaculares cafés, restaurantes, terrazas y conciertos
Si desea impregnar su viaje en historia y cultura, no puede perderse el Sur del Gran Ducado, en dónde podrá familiarizarse con la arqueología y la gran cantidad de testimonios prehistóricos. Podrá disfrutar, además, de largos paseos culturales, en los cuales podrá seguir los rastros de grandes culturas como los celtas, los galoromanos, los feudales medievales, la burguesía industrial y los mineros del siglo XIX.
En cambio, si lo que desea es tener un viaje tranquilo, podrá visitar los frescos bosques, campos y pastos, en los cuales podrá gozar de un gran abanico de posibilidades deportivas, que van desde el tenis, “squah”, equitación, vuelo sin motor, paseos en globo, e incluso, caza y pesca, a unas largas caminatas, y ciclo-turismo. Además, los principales lagos y ríos del país le hacen una invitación a nadar en ellos, surfear, practicar vela, surfear, remar o hacer esquí acuático.
Luxemburgo no está exento de aventuras y viajes románticos, ya que pone a su disposición paseos en las gargantas del mullerthal, en donde se rodeará de un aire muy puro y fresco, podrá refrescarse en sus limpios arroyos y, si presta atención, podrá escuchar el rumor de los arboles, contándole suavemente las historias de gloria y grandeza de este pequeño país.
El amo del bosque, el ciervo, lo acompañará en su viaje, y sus ojos serán maravillados minuto a minuto con todas las cosas que encontrará durante su estadía en Luxemburgo, un país que, indudablemente, vale la pena visitar.
ALFA