Una bebida con poderes curativos, oriunda de los pueblos indígenas de la Amazonia, la Ayahuasca consiste en una preparación de un tipo de liana que lleva por nombre ‘Yagugue’. De acuerdo a las creencias, la ayahuasca puede tratar trastornos de depresión y adicciones, siendo una sustituta natural de los tratamientos farmacológicos que suelen recomendar para ese tipo de padecimientos.

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Una de las primeras referencias que se encontró de la ayahuasca fuera de la Amazonia fue en el libro ‘Las cartas de la ayahuasca’, publicado en 1962 por los escritores, William Borroughs y Allen Ginsberg, quienes mediante cartas relataron su experimentación personal con la bebida durante los viajes que realizaban hacia Latinoamérica, específicamente, durante su estadía en la imponente selva amazónica del Perú.

De acuerdo al profesor, Dennis MacKenna, experto en botánica de la Universidad de Minnesota “la mayoría de las personas busca la ayahuasca con buenas intenciones o tienen problemas específicos como depresión, debido a que el tomar esta bebida indígena no es agradable o divertido, pues pone al cuerpo en un exprimidor físico y emocional».

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Entendiéndolo por el fuerte poder depurativo que tiene esta preparación, el ayahuasca tiene también en su haber una serie de eventos secundarios que yacen entre alucinaciones, nauseas, vómitos, temblores y letargia, pero quienes le han tomado también aseguran que les ha permitido tener un cambio de perspectiva y pensamiento, lo cual ha ayudado a aliviar su adicción y padecimiento dañino.

Según diferentes culturas, la ayahuasca, permite modificar la conciencia, al hacer posible entrar en un estado de catarsis, el cual representa para estas civilizaciones, el método más eficaz para desechar los males que aquejan a la persona.

Los estudios realizados a la liana del ‘Yagugue’ explican que en su constitución se hallan alcaloides harmala de tipo harmina, los cuales junto a la harmalina y al harmamol, se encuentran clasificados dentro de los principales inhibidores de la monoamino oxidasa, siendo los componentes químicos adecuados para la primera generación de fármacos antidepresivos.

El uso de la ayahuasca se origina en diversas culturas suramericanas, como las de Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, y Brasil, todos países conformados dentro de la vasta región del Amazonas. La etnia Shuar, propia del Ecuador y del Perú, conocen la ayahuasca como ‘Natem’, haciendo uso de sus propiedades para diversas ceremonias y rituales de sanación. En lo que respecta a Colombia, fueron las comunidades Inga y Kamsá las que tomaron en cuenta los beneficios de la liana del ‘Yagague’ a fin de adecuarla a sus prácticas curativas tradicionales.

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La importancia de la ayahuasca se ha catapultado de tal manera en que varios científicos ya están enfocándose en las propiedades antidepresivas, en ayuda de padecimientos psiquiátricos y psicológicos, además de investigar a fondo la manera en que permite corromper hábitos dañinos, evocando un proceso de desintoxicación.  El tratamiento de pacientes en rehabilitación ya ha iniciado en Brasil y Perú, logrando posicionarse en poco tiempo como un alivio natural para los pacientes con farmacodependencias.

ALFA