En los Alpes hay impresionantes miradores que hacen del paisaje un verdadero placer, algunos hay que son unas auténticas joyas arquitectónicas que además de despertar admiración ponen a prueba su capacidad de vértigo.

Five fingers o cinco dedos es un espectacular mirador que lleva este nombre por su semejanza con la palma de la mano y sus dedos extendidos; se consigue a 2.108 metros de altura, teniendo fama de ser el mejor de la zona ya que su plataforma está suspendida en el aire a 400 metros de distancia, cada uno de los dedos tiene casi 4 metros de largo, también suspendidos en la nada y una vista de todo el conjunto de montañas que conforman los Alpes.

En la primera plataforma, los turistas se toman fotos y videos teniendo como paisaje el abismo impresionante, la segunda tiene el suelo de cristal, considerándose apropiada sólo para intrépidos; la tercera tiene un trampolín, pero no está accesible; la cuarta es una extensión para admirar el paisaje y la última plataforma o quinto dedo,  tiene un telescopio para mirar mejor los pequeños detalles del paisaje.

En un pico en Chamonix, en los Alpes Franceses, hay un cubo de cristal ubicado a 3.842 metros, de allí puede verse el Montblanc, que es la montaña más alta de Europa, ha sido bautizada con el nombre de Step into the Void, traducido, Camina hacia el vacío, justo en lo alto de la montaña L’Aiguille du Midi, en el Macizo del Mont Blanc Francia, nueva, apasionada y aterradora atracción para los visitantes de la zona.

Es una instalación hecha con paneles de cristal en paredes, techo y piso de 12 mm de grosor cada uno y formado a su vez, por tres paneles pegados uno a otro; la estructura está anclada a la roca por un mecanismo de acero en forma de C, que puede soportar vientos de hasta 220 km/h y una temperatura máxima de 60º centígrados; es un proyecto que diseñó el arquitecto francés Pierre-Yves Chays y le llevó tres años su construcción.

En el centro de Austria hay un puente colgante con vista a los Alpes con un abismo de cuatrocientos metros bajo sus pies, que se extiende en un saliente que ha sido bautizado por sus creadores con el nombre de la escalera de la nada, una plataforma transparente que recibe a los osados turistas que desean “flotar” sobre las rocas.

El glaciar de Dachstein era una de los encantos más populares de los Alpes,  particularmente el mirador Sky Walk, de por sí vertiginoso, tiene 250 metros de caída, no obstante, ahora han multiplicado la apuesta con la plataforma y el puente colgante, de cien metros de largo, cerca de la localidad de Schladming; “Los visitantes pueden experimentar la impresionante sensación de quedar suspendidos sobre las rocas, con la mirada puesta en los Alpes”, ha dicho Karl Höflehner, que es el director técnico del ambicioso proyecto.

ALFA