De las 24 horas que dura el día, ocho las dedicamos al trabajo; esa misma cantidad de tiempo al ocio y el lapso restante para descansar y dormir. Sin embargo, entre las horas transcurridas durante el día, pocas son las ocasiones que se dedica la atención necesaria al órgano más extenso de nuestro cuerpo, la piel, y mucho menos a realizarse una limpieza profunda del rostro.
Con una extensión de aproximadamente dos metros cuadrados, nuestra piel varía en su espesor entre los 0.5 milímetros en nuestros párpados y cuatro milímetros en el talón. Con un peso cercano a los cinco kilogramos, el también conocido sistema tegumentario, cumple la función de barrera protectora que aísla al organismo del exterior y a la vez actúa como método de comunicación entre los órganos restantes.
Biológicamente nuestro cuerpo presenta tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis. La primera de todas es la que más agresión presenta por ser la más superficial. La piel puede sufrir enfermedades, denominadas dermatitis, que ameriten una consulta dermatológica.
Por esta razón, la limpieza profunda del cutis es de vital importancia, no solo para evitar la visita no planificada al médico sino para presentar un rostro más lozano y hermoso. Por lo general existe un mito urbano al asegurar que una limpieza de cutis es algo difícil y costoso.
No hay nada más apartado de la realidad que esta aseveración. Cuando se tiene el conocimiento necesario para tratar con amabilidad su piel, aprenderá a tener el hábito de hacerlo y lo mejor de todo, se convertirá en un momento de relajación. Si tiene la posibilidad de hacerlo con productos naturales, mucho mejor.
Una limpieza profunda de rostro debe comenzar con dilatar los poros. Muchas personas olvidan este paso fundamental que permite que su piel esté preparada para absorber en profundidad el tratamiento que va a llevar a cabo, sin perjudicarla.
La manera más sencilla de conseguirlo es hervir agua, agregue algunas hierbas como la lavanda o incluso té. Inmediatamente, con cuidado de no quemarse el pecho, tape su cabeza y el recipiente con una toalla hasta formar un pequeño sauna, se colocará a 45 grados del recipiente y dejará que el vapor que emana, abra lentamente sus poros durante cinco minutos.
Una vez concluido el primer paso, la exfoliación es fundamental para eliminar la suciedad y las células muertas de la piel. En el mercado existen diversos exfoliantes naturales, como el azúcar, con el que obtendrá resultados óptimos. Recuerde que deberá aplicarlo sobre la piel limpia y realizar movimientos circulares con una leve presión para no dañar su piel.
Luego, aplique una mascarilla natural según la necesidad de su piel por unos 20 minutos, limpie con abundante agua tibia y posteriormente, repita la última operación pero esta vez helada para cerrar los poros. La limpieza de cutis no debe suponer una gran actividad durante el día, es la oportunidad de darse el cariño que se merece.
ALFA