Levantarse tarde ¿es bueno o malo?, esto depende de la actividad a la que se dedique, el horario que tenga, su edad y muchos otros factores, porque según estudios clínicos se ha determinado que la hora de despertar un joven de 16 años son las ocho de la mañana y uno de 18, las nueve, por lo tanto, si se ajustara la entrada al colegio deberían ser las diez y las once de la mañana.
Por eso, el Dr. Paul Kelley, experto en neurología circadiana, promociona que los colegios empiecen sus jornadas más tarde, lo que de manera experimental se ha hecho en algunos países y ha demostrado beneficio en términos de salud y aprendizaje; la concentración aumenta, disminuyen los días de ausencia, mejoran el desempeño en pruebas de matemáticas y lenguaje y están de mejor genio y ánimo, “Despertar más tarde y postergar la hora de entrada de colegios y trabajo lograría ajustar ese reloj a esos tiempos de sueño. Sería un beneficio para todos”, subraya.
Para el Dr. Edgar Osuna, neurólogo, estos madrugones no tienen sentido, “uno ve a los estudiantes y trabajadores privados de sueño en las rutas”, dice; cada vez hay más evidencia de que el sueño es crucial para el bienestar y según dice el profesor de medicina de Harvard Robert Stickgold “Es necesario para el óptimo funcionamiento del sistema inmune, el equilibrio hormonal, la salud mental, así como para la memoria y el aprendizaje, y la limpieza de toxinas del cerebro”.
El reloj biológico maestro, que se consigue en el hipotálamo, que es una parte del cerebro que produce hormonas para controlar funciones corporales, se enloquece porque su tictac se alinea con la exposición a la luz o a la oscuridad, por lo que cuando cae la tarde, aumenta la melatonina, que es una hormona que prepara al organismo para dormir y cuando empieza a amanecer el nivel de esa sustancia baja para que el organismo despierte.
La demanda de las grandes empresas exige trabajadores durante las 24 horas del día, lo que hace que un grupo no duerma como el resto, igualmente aquellos que trabajan en discotecas, hospitales, cuerpos de seguridad y muchos otros; lo que hace que desarrollen una condición llamada desalineación circadiana
La luz artificial le da al cerebro la idea de que el día no ha terminado, la naturaleza deja de gobernar el reloj maestro del cuerpo, que está bajo el dominio de la tecnología; esa desincronización produce síntomas parecidos a los que se dan cuando la gente viaja en avión cruzando husos horarios, algunos de los cuales son problemas estomacales, insomnio, náuseas, mareo o dolor de cabeza; por eso se le conoce como jet lag social.
La diferencia es que los viajeros se recuperan en una o dos semanas, pero el otro es permanente “ya que responde a un estilo de vida impuesto por factores externos”, dice el neurólogo Edgar Osuna, de la clínica de sueño de la Fundación Santa fe de Bogotá, tratar de recuperar el sueño en el fin de semana es equivocada, “Se necesitarían 15 horas adicionales de sueño por noche entre sábado y domingo, lo que es imposible”, señala Kelley, de la Universidad de Oxford.
ALFA