Las mujeres somos hermosas naturalmente, al igual que las joyas; y así como nosotras necesitamos de cuidados especiales y específicos cada cierto tiempo, ellas también. Desde su hallazgo, han sido sinónimo de grandeza, poder y belleza; existe una gran cantidad y variedad de ellas esparcidas alrededor del mundo, utilizadas popularmente como accesorios. El método correcto de limpieza para estas prendas varía según la piedra, por lo que se debe tener un trato delicado y minucioso al momento del lavado.

Sin embargo, el 90% de las piezas de joyería pueden lavarse con una solución compuesta por agua tibia y detergente, en una porción equivalente a tres partes de agua y una de detergente líquido. La solución se coloca en un recipiente de cristal o de cerámica clara, tratando de que ésta cubra por completo las prendas, para posteriormente dejarlas reposar por al menos dos horas; solo así la fórmula logrará actuar en la piedra, aflojando las partículas acumuladas.

Esta cómoda y sencilla solución, nos puede sacar de apuros cuando no se pueda acudir a nuestro joyero de confianza. Funciona en la mayoría de los casos y no dañará nuestras prendas en ningún sentido. Si el accesorio que deseamos lavar tiene piedras propensas a salirse de su lugar, podemos utilizar un colador de malla lo suficientemente tupida, como para asegurarnos de no perderlas.

Además de esta solución jabonosa con agua tibia, esta otra solución, similar en casi todos los sentidos, menos en la temperatura del agua a utilizarse; para esta preparación se requiere de agua hirviendo. Se debe tener sumo cuidado, pues los cambios bruscos de temperatura afectan de manera negativa a las joyas.

Por otro lado, existen cuidados específicos adaptados a los diferentes tipos de joya, como sería el caso de las perlas extraídas del interior de las ostras. Los collares adornados con ellas se deben revisar continuamente, y se recomienda tener las piedras fijadas al collar de manera individual, de forma que si se llega a romper el broche, no se pierda ninguna; además, el hilo se debe renovar cada dos años. Las perlas no se pueden exponer a componentes químicos fuertes, como el perfume, el rociador para el cabello y el maquillaje; éstos al tener contacto con la perla, interactúan con el nácar y va matando su brillo natural.

Piedras de componentes más resistentes, como los diamantes, zafiros y rubíes, pueden fácilmente lavarse con la solución jabonosa, o se puede adquirir un producto especial para su limpieza. Estas gemas se pueden limpiar diariamente, para que su brillo permanezca impecable al exhibirlas. Cabe resaltar, que la esmeralda es una piedra preciosa un poco más delicada, así que lavarla solo con la solución de jabón, será suficiente.

Es aconsejable no lavar las prendas en lugares como el lavamanos o el fregadero; además, se debe evitar la utilización de anillos importantes al momento de lavar con detergentes fuertes, al igual que cuando se utilicen químicos que puedan ser abrazadores y perjudiciales para sus prendas. No utilicemos prendas desconocidas, o que no hayan sido desinfectadas de ninguna manera, pues éstas pueden generar alergias. Finalmente, es muy importante que no limpiemos nuestras prendas si desconocemos la manera correcta de hacerlo; en estos casos, acuda a un profesional. ¡Dele a sus joyas el cuidado que ellas merecen!

ALFA

5 thoughts on “LAS JOYAS Y SU MANTENIMIENTO

  1. Estefanía Caña says:

    Hay piedras como la aguamarina, que cuentan con excelentes cualidades, como la comunicación, la integración y liberación del miedo.

  2. Betzabeth Prada says:

    Las piedras muy grandes son altamente peligrosas para los niños, hay que tener cuidado con el lugar en dónde dejamos nuestras prendas.

  3. Jimmy Alvarez says:

    Las piedras más sencillas, como la Amatista y el Cuarzo, se pueden simplemente remojar y cepillar en amoniaco.

  4. Marilyn Corte says:

    Buenos datos, de esta manera no esta tan necesario gastar dinero en productos de limpieza, y se debe recordar alejar las piedras de todo aquello peligroso para ellas.

  5. Eliza Lira says:

    Tener un joyero de confianza es importante, a menos una vez cada dos años se debe ir para que le hagan a las joyas una limpieza profesional.

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