Existen diferentes formas de tallar un diamante y cada una de ellas está ideada para ofrecer cualidades excepcionales, mientras estos se transforman de su estado puro a una piedra para joyería.

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Las formas de tallar un diamante son muy variadas y han evolucionado a través de los años; cada propuesta buscar obtener la mayor luminosidad de la piedra y moldearla en una forma determinada. Así por ejemplo, una de las más antiguas es la talla redonda, con la cual se obtiene una calidad óptima de brillo en cada una de las caras o facetas del diamante. Los diamantes convencionales tienen 56 facetas que se reparten entre las diferentes partes de la piedra; corona, tabla y pabellón

En el proceso de tallar un diamante todas las facetas se trabajan armoniosamente y se pulen de tal forma, que se refleje la mayor cantidad de luz, y en consecuencia mayor brillo. Dependiendo de la forma de su talla, cada diamante tiene el mismo número de facetas y es trabajo del tallador esculpirlas individualmente.

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Tallar un diamante exige un compendio de paciencia y técnica para lograr el resultado final, basado en 5 pasos que se realizan en el siguiente orden:

Cortar: cada diamante se corta hasta un tamaño en el que sea manejable para su trasformación.

Aserrado: en este proceso el diamante de corta en varios trozos, pensando en cuál parte servirá para la parte superior y para los bordes de la piedra final.

Desbastado: se coloca el diamante en posición adecuada, antes de ser tallado en facetas.

Talla en cruz: se corta el diamante en facetas. Normalmente es una tarea que requiere de varias personas con vasta experiencia.

Pulido: es el paso final que otorga un aspecto acabado al diamante;  para ello el cortador lo coloca en el brazo por encima de una rueda giratoria de pulido, recubierta con un polvo abrasivo de diamante que lo suaviza, mientras está presionado contra la rueda.

Durante el proceso de tallar el diamante es cuando se diseña la forma final. Entre las más utilizadas se encuentran:

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Pera: es una de las formas más elegantes de presentar un diamante después del proceso de talla. Consta de 56 facetas.

Esmeralda: la forma de los laterales con facetas rectangulares es el rasgo distintivo de este tipo de diamantes que tienen un total de 57 facetas.

Diamante triangular: es una forma de menor brillo con solo 19 facetas.

Corazón: son los diamantes del amor y cuentan con 59 facetas.

Marquesa: es un diamante de talla brillante con piedras redondas o con forma de pera a los costados. Como dato curioso, se sabe que la forma de este diamante de 55 facetas está inspirada en la boca de la Marquesa de Pompadour, amante de Luis XV de Francia, una gran admiradora de estas joyas.

La talla de diamantes representa un proceso delicado que requiere personas calificadas e instrumentos idóneos para el trabajo. Por ello, los mejores diamantes se tallan en zonas específicas del mundo que tienen una tradición en este arte, como: Nueva York, Amberes, Tel Aviv y Bombay.

ALFA