Las antiguas runas vikingas constituyen uno de los más antiguos oráculos en la historia del ser humano. Talladas en piedra, y originarias de los pueblos nórdicos en Europa, donde se veneraban a la naturaleza, la fertilidad y a diferentes dioses, las runas vikingas consistían un método de adivinación e interpretación filosófica muy valioso para las civilizaciones de guerreros.

La especialista en astrología, Octavia Palermo, asegura que “las runas ayudan a percibir el estado de la energía en un momento particular, siendo este el fruto de cómo se ha transitado en situaciones en el pasado y poder así vislumbrar como se direcciona esa energía sutil en la construcción del futuro”.

La palabra runa quiere decir Secreto. En su totalidad, el conjunto de runas conforma un sistema llamado ‘Futhark’, que en español quiere decir Camino del Héroe. Dicho camino está constituido por las letras del abecedario que usaban los vikingos para leer este oráculo.

“Cada una de las runas tiene un significado y un mensaje relacionado con las adversidades de la vida, con las herramientas que se poseen para una mayor comprensión y con los mensajes que el oráculo envía para sanar y volver a nuestra armonía. Los pueblos de la Península Escandinava, Alemania, Islandia, Gran Bretaña y el norte de Italia, fueron los principales centros de difusión del oráculo rúnico, que se usaba bajo la protección del dios Odín” agrega Palermo.

Las antiguas runas vikingas son un total de 24. Sin embargo, también pueden hallarse en conjuntos de 16 y 33 signos o piedras. En base al material, muchos consideran que las runas originarias deben ser de piedra, pero también se conocen runas hechas en hueso, madera y hierro, así como también en piedras preciosas y semipreciosas como lapislázuli, ágata y amatista.

La adivinación siguiendo el Futhark o Camino del Héroe se divide en tres fases. La primera es el plano físico y de la infancia; el segundo es el plano emocional; y el tercero es el plano de la madurez. El plano físico y de la infancia es descrito por Palermo como la relación entre el origen y la fuerza en cuanto a su comunidad, la confianza que la persona ha desarrollado para avanzar en cada una de las etapas de su vida.

En el plano emocional, se estudian la manera en que estas fuerzas imposibles de detener y propias de cada alma humana han comprometido la manera en que cada quien ha sobrellevado las transformaciones pasadas. “Y en el plano de la madurez, se refleja en las relaciones humanas, los vínculos que sostenemos con quienes nos rodean. Las runas guardan el secreto que nos liberará de los mandatos y los deseos no cumplidos que heredamos de otros para transformamos en los héroes y heroínas que tomarán el mando de la propia vida. Actuar a conciencia, comprometidas con el amor, confiar en nuestra luminosidad y tomar el mando sin que signifique un sacrificio a nuestras potencialidades.” Clarín (19 de noviembre de 2015)

ALFA