El bondage es una práctica que se basa en la inmovilización del cuerpo de una persona. La palabra ‘bondage’ proviene de ser un vocablo francés que quiere decir esclavitud. Empleando cuerdas, cadenas, esposas, o telas, la persona es atada en una parte de su cuerpo o en su totalidad, siendo incluso posible el vendarle los ojos o amordazarla para privarle de sus capacidades sensitivas.

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El bondage es una práctica que ha sido reconocida últimamente debido a la comprensión de ciertos tabúes y a la libertad que se han permitido la nueva generación femenina a la hora de vivir su sexualidad, esto según el sexólogo Fernando Calero, “Ahora, conocen mejor su cuerpo y le sacan provecho a su capacidad erótica que es mucho mayor a la de los hombres. Por eso es que cosas que antes eran impensadas por extravagantes, ahora son parte de los juegos eróticos de millones de parejas.”

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Los antecedentes del ‘bondage’ se reconocen en Oriente, cuando las inmovilizaciones eran empleadas como castigo carcelario. Sería entre el año 1400 y 1700, cuando en Japón fue adquiriendo un sentido artístico, que sería conocido como ‘Shibari’. Las primeras prácticas del bondage llegaron con la Edad Media a Europa Occidental, mientras que, en Estados Unidos no se conocía de su implementación hasta entrada la década de los 40, y la distribución clandestina de historietas eróticas como ‘Gwendoline’ y ‘The Princess Elaine’.

El ‘bondage’ se motiva en el placer sexual que una persona puede sentir al ser inmovilizado. Existen quienes elevan la experiencia al punto de ser suspendidos en el aire con las mismas ataduras, siendo descrita como una ceremonia de índole espiritual.

De hecho, un estudio realizado por científicos de la Universidad del Norte de Illinois, demostró que las prácticas del ‘bondage’ puede llegar a alterar el estado de conciencia de tal manera como lo hacen las prácticas de meditación, relajación y yoga. Es decir, que el ‘bondage’ permite disminuir los niveles de ansiedad y estrés.

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La investigación señaló que en general, las prácticas del ‘bondage’, la dominación, la sumisión, y el masoquismo, integradas bajo las siglas, ‘BDSM’, permiten que el sometido a la inmovilización o sumisión reduzca las funciones en la corteza cerebral donde se encuentran el control ejecutivo y la memoria del trabajo, facilitando la descarga de endorfinas, induciendo a la relajación y al descanso profundo, tal como si se estuviesen realizando ejercicios de concentración focalizada como lo son las prácticas del yoga y la meditación. Para mayor afianza del resultado, el grupo experimental, constituido por 14 personas, intercambiaron sus roles al azar con cada práctica de ‘BDSM’.

Siendo una de las tendencias sexuales más conocidas, el ‘bondage’ resulta también  una manera distinta de elevar la adrenalina, la pasión, y el deseo en la pareja. No obstante, el sexólogo, Ezequiel Peralta señala que el cuidado debe prevalecer para prevenir marcas, quemaduras o exceso de entusiasmo, que lo lleve a vivir una emergencia sexual incómoda.

ALFA