La joya más retratada en la historia de la monarquía. Formó parte de la colección real de numerosas reinas de España. La peregrina es una perla en forma de lágrima con un peso de 58,5 quilates. Muchas son las historias detrás de esta famosa prenda, que a continuación, hemos de descubrir.

Desde sus orígenes ha estado rodeada de fantasía. En primer lugar, se decía que un esclavo la descubrió en una ribera panameña. De ahí, fue localizada como propiedad del aguacil de Sevilla, Diego de Tebes, quien la ofreció al rey Felipe II.

Existe una segunda versión comprobada por el historiador Francisco López.

En su libro “Historia General de Las Indias” describe como La Peregrina fue entregada a los conquistadores europeos por el cacique de la Isla de las Perlas en Panamá. Luego pasó a las manos de un comerciante español que la ofreció al gobernador para su esposa. Tras 16 años usándola, la mujer decidió venderla a la esposa del rey Carlos I de España, la emperatriz Isabel. Sería con ella que La Peregrina aparecería por primera vez en una pintura real hecha por Tiziano.

Años después, es heredada por Felipe II, entonces quedando en manos de María Tudor, reina de Inglaterra. María quedó enamorada de la joya, por lo que no desaprovechó momento para poder retratarse con ella de la mano de Antonio Moro y de Hans Eworth. Pese a su gran adoración, María reconoció que la prenda debía quedarse en España, por lo que decidió dejarla en el país europeo para ser legado de las futuras y venideras reinas que tendría.

 

La sucesión española de La Peregrina fue interrumpida por José Bonaparte en 1808. Al ocupar el reino de Carlos IV, Bonaparte se lleva consigo todas las joyas reales, incluidas, la grandiosa perla. Una vez en manos de la esposa de Bonaparte, Julia Clary, se une a la herencia de Carlos Napoleón Bonaparte, conocido como Napoleon III, quien posteriormente la vendería al marqués de Abercorn, responsable de separar a La Peregrina de la monarquía al venderla a una firma de joyeros londinenses en 1969.

Ese mismo año, fue adquirida en subasta por el actor Richard Burton como presente a su esposa, Elizabeth Taylor, quien no dudo en usarla en diferentes películas como parte de su vestuario. Siendo de Ana Bolena, en ‘Ana de los mil días’, y en “A Little Night Music” del año 1977. Taylor sumó mayor valor a la prenda al ordenar un collar de rubíes en el cual pudiese lucirla.

 

Finalmente, al morir Taylor, La Peregrina fue nuevamente puesta en subasta, siendo adquirida por un valor record de once millones de dólares en el año 2011. Hasta los momentos se desconoce la identidad de su más reciente dueño.

Al ser descubierta en pleno ímpetu de la realeza por las perlas, le hicieron merecedora de alabanzas y adoraciones. De hecho en su momento obtuvo el título como la mejor perla del mundo, siendo caracterizada como “la rara, la caprichosa y la especial”. Su gran tamaño le hizo ser única, además del esplendoroso brillo nacarado y su color inigualable.

ALFA