Alcanzar la serenidad y la paz mental no tiene por qué ser un sueño si se practica el beneficioso arte de la meditación y en vista de que en la actualidad, las necesidades de los adultos para emplear ésta técnica no difieren en mucho de la que tienen los niños, es recomendable que las personas se inicien en ella a temprana edad.
Actualmente, se evidencia un creciente interés en que los niños aprendan la meditación, debido a la necesidad imperante de que consigan un nivel de relajación, calma y concentración que les permita llevar a cabo actividades con plena y absoluta conciencia de lo que hacen, pues la manera vertiginosa en la que están siendo envueltos por avances tecnológicos, el ir y venir sin pausa entre una tarea y otra; y el bombardeo imparable de estimulación, están afectando estas capacidades.
Según el Dalai Lama, si los niños de ocho años aprendieran la meditación, se erradicaría la violencia en una generación. Esta visión fundamenta el hecho de que algunos niños a través de su estado de inconsciencia, tienden a ser agresivos, incapaces de integrarse en grupos, intolerantes y se les dificulta valorar las oportunidades que se le presentan.
Por esta sola razón, valdría la pena intentar alcanzar a través de la meditación: primero, la calma y la tranquilidad que todo niño necesita para poner atención en lo que realmente ocurre a su alrededor, y segundo, aumentar su concentración para que pueda identificar lo que él desea para sí; disfrutar un cuento, una película, estudiar un tema importante para el logro de sus objetivos escolares, tomar buenas decisiones, valorar amistades y entender diferentes situaciones, lidiar con sus emociones, entre tantas.
¿Cómo hacer para enseñarle a meditar a los niños? La meditación al igual que cualquier materia o actividad que se les quiera enseñar, necesitará de estrategias motivadoras que permitan que el niño realmente crea en lo que se le dice o pide que haga. Por lo tanto, es importante que sea una actividad compartida, de tal forma que vea al adulto hacerlo y disfrutarlo, evidenciando claramente que la meditación favorece a quien se la está enseñando y sienta el deseo de experimentarlo en su persona.
Para ello, existen técnicas sencillas dirigidas en atención de las edades y temas de interés que se pueden practicar, y que cualquier persona que se esté iniciando en la meditación puede compartir con los niños. Amar la capacidad de enseñar y compartir con ellos es parte de los requerimientos que el adulto necesita para iniciarse en esta tarea, sin embargo la experimentación en sí, permite ver cómo se desarrollan estos valores indispensables en la personalidad de cada quien.
Lo maravilloso de todo esto, es que los niños mediante la práctica de la meditación, pueden llegar a ser decididos, responsables en las tomas de decisiones y manejo de sus emociones, con autoestima elevada, menos ansiosos, mejorar su rendimiento académico, su sistema inmunológico, su sueño, lograr apreciarse a sí mismos como a los demás y en definitiva alcanzar la felicidad.
Muy buen artículo. Es una práctica ancestral que nos deja equilibrio y bienestar emocional y empezar a temprana edad es maravilloso
La meditación es una herramienta que actualmente se usa incluso dentro del programa educativo de varios centros escolares de latinoamérica, y es excelente para lograr cambios significativos en la conducta de los niños
Excelente forma de enseñar a nuestros hijos a alcanzar la paz y la calma, creo que la pondre en practica