La luz del diamante Hope logra magnificar el halo de misterio que le rodea. Conocido también como diamante azul, el diamante Hope cuenta con un peso estimado de 45 quilates, siendo descrito como un diamante de color azul marino con trazas de boro.

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El diamante ‘Hope’ ha pasado a ser una leyenda gracias a la supuesta maldición que ha oscurecido la vida de sus respectivos dueños. Desde pérdidas millonarias de dinero, hasta las peores formas de morir. Sin duda el diamante ‘Hope’ logró pasar a la historia por algo más que su belleza particular.

El origen del diamante ‘Hope’ inicia en una mina de la India. Caracterizado por ser de forma triangular, su primer dueño fue el comerciante francés, Jean Baptiste Tavernier. La leyenda de la maldición señala que una deidad del sol había tallado la gema para ofrecerlo a la diosa hindú, Sita, pero antes de que fuese entregado, el diamante resultó robado de la ofrenda.

De manos de Tavernier, pasó al rey Luis XIV de Francia, quien solía usarlo como un colgante, tras ser cortado e incrustado en una pieza de oro. El diamante ‘Hope’ se mantuvo como parte de la monarquía francesa, obteniendo con el tiempo el nombre del “Diamante Azul Francés de la Corona”. Con la muerte de Luis XV, el diamante pasó a manos del sucesor, Luis XVI, quien decidió regalarlo a la reina,  Maria Antonieta.

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Con la Revolución Francesa, el diamante fue robado por un cadete de nombre Guillot, quien lo trasladó a Londres para venderlo, pero resultó encarcelado en 1796. Con el proceso legislativo de la recuperación de los bienes reales tras la Revolución Francesa, el diamante se mantuvo oculto hasta que en 1824 tomó parte de la colección de Henry Phillip Hope.

Cuando no le usaba en una fíbula, el diamante ‘Hope’ era compartido con la esposa de su hermano, Henry Thomas Hope, permaneciendo durante varias generaciones en la misma familia, que incluso lo llegó a demostrar en la Exposición Universal de París en 1855. Hasta 1901, el diamante ‘Hope’ se mantuvo como joya familiar.

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Francis Hope le vendió el diamante a Adolf Well, quien solo sería dueño predecesor, seguido por Abdul Hamid, Evalyn Walsh McLean, y Harry Winston. Actualmente, el diamante ‘Hope’ permanece en el Museo Nacional de Historia de la Institución Smithsoniana, luego de que Winston lo donó en el año 1958, enviándolo por el servicio de correo nacional, envuelto en un papel de estraza.

Parece extraño que una gema tan preciosa haya pasado por tantas manos diferentes, pero resulta ser el misterio que le acompaña el factor principal de su cambiante destino. Al diamante ‘Hope’ se le son señaladas la caída en quiebra y trágica muerte de Tavernier, cuyo cuerpo fue devorado por alimañas de un río de Rusia; la sorpresiva muerte de Luis XIV; la caída en desgracia de la monarquía francesa, siendo llevados Luis XVI y María Antonieta a la guillotina; y las más recientes muertes trágicas de las familias Hamid y McLean.

ALFA